La miel es un líquido dulce que fabrican las abejas usando el néctar de las plantas con flores. Existen alrededor de 320 tipos diferentes de miel, que varían en color, aroma y sabor. La miel está compuesta principalmente por azúcar, así como por una mezcla de aminoácidos, vitaminas, minerales, hierro, cinc y antioxidantes.
Además de usarse como edulcorante natural, se usa como antiinflamatorio, antioxidante y agente antibiótico. Las personas suelen usar la miel por vía oral para tratar la tos y, en forma tópica, para tratar quemaduras y favorecer la curación de las heridas.
xHay cientos de tipos de miel, y la Argentina tiene los suyos. El Chaco logró un incremento notable de su producción en los últimos años.
¿QUÉ EVIDENCIAS HAY?
El centro médico estadounidense Mayo Clinic indica en su sitio web que las investigaciones plantean lo siguiente en temáticas específicas:
Enfermedad cardiovascular. Los antioxidantes de la miel podrían estar asociados con una reducción en el riesgo de enfermedad cardíaca.
Tos. Ciertos estudios sugieren que tanto la miel de eucalipto como la de cítricospueden actuar como inhibidores de la tos confiables en algunas personas con infecciones de las vías respiratorias superiores y con tos nocturna aguda.
Enfermedad gastrointestinal. La evidencia sugiere que la miel podría ayudar a prevenir trastornos del tubo gastrointestinal, como la diarrea relacionada con la gastroenteritis. La miel también podría ser eficaz como parte de una terapia de rehidratación oral.
Enfermedad neurológica. Las investigaciones sugieren que la miel podría tener beneficios antidepresivos, anticonvulsivos y contra la ansiedad. En algunos estudios, se ha comprobado que la miel ayuda a prevenir los trastornos de la memoria.
Cuidado de la herida. Se ha demostrado que el uso tópico de la miel de tipo médico fomenta la curación de las heridas, sobre todo en el caso de las quemaduras.
La misma fuente aclara que es posible que los resultados varíen debido a que no existen métodos estandarizados para producir miel o para verificar su calidad.
PASANDO EN LIMPIO
Mayo Clinic plantea que en función de la evidencia reunida hasta el momento, puede considerarse que la miel es segura para los adultos y para los niños mayores de un año. Podría ser útil para tratar quemaduras, tos y, quizás, otras afecciones. También afirma que es seguro usar la miel como edulcorante natural, inhibidora de la tos y producto tópico para llagas y heridas pequeñas.
En tanto, el informe es enfático en advertir que se debe evitar por completo dar miel a niños menores de un año de edad. Esto es debido a que en los bebés de hasta doce meses de vida la miel puede provocar una afección gastrointestinal poco frecuente pero grave (botulismo infantil) causada por una exposición a las esporas de la bacteria Clostridium botulinum. A partir de las esporas, las bacterias pueden crecer y multiplicarse en el intestino del bebé y producir una toxina peligrosa. El reporte también menciona que algunas personas son sensibles o alérgicas a los componentes específicos de la miel, en particular, al polen de las abejas. Aunque es poco frecuente, las alergias ocasionadas por el polen de abeja pueden provocar reacciones adversas graves y, en ocasiones, mortales.
Algunos de los signos y síntomas de este tipo de reacción son los siguientes:
-Silbido al respirar y otros síntomas asmáticos.
-Mareos.
-Náuseas.
-Vómitos.
-Debilidad.
-Sudoración excesiva.
-Desmayos.
-Ritmo cardíaco irregular (arritmias).
-Escozor después de la aplicación tópica.
La miel, además, puede afectar los niveles de azúcar en sangre, lo cual debe ser muy tenido en cuenta por personas con diabetes o algún otro inconveniente de salud asociado a esta consecuencia del consumo de miel.
Un temor de algunas personas, finalmente, es que la miel tenga alguna interacción negativa con ciertos medicamentos. Al respecto, Mayo Clinic señala que no existe evidencia que demuestre posibles interacciones de esa índole.
Abundan los consejos sobre cómo determinar si es pura
La miel es mejor cuanto más natural y pura. La presencia o ausencia de diversas enzimas, como la glucosidasa o la diastasa, determinan la calidad y frescura de la miel que consumimos. Para que la miel conserve todos sus nutrientes debe ser extraída por prensado o centrifugado, y calentada por debajo de los 45º C para poder eliminar las impurezas sin deteriorarla. Si el proceso con el que se la trata no respeta esos términos, buena parte de las propiedades se perderán. Hay algunos trucos para conocer si la miel que compramos es pura. Se sugiere verter una cucharada de miel en un vaso de agua. Si llega al fondo del vaso y hace grumos, la miel es pura. Si ponés un poco de miel en tu dedo, la natural no se caerá y el resto de ellas sí, dicen algunos. Otro test es colocar una cucharada de miel sobre un papel absorbente y luego retirarla, y mirar si quedan marcas. La miel pura no dejará ninguna huella.
¿Qué cantidad se puede consumir sin que deje de ser saludable?
Se recomienda consumir de tres a cinco cucharadas de miel al día sin que se tenga efectos secundarios, riesgos o consecuencias negativas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no tomar más allá de un 10% de azúcares libres, si bien lo ideal es no pasar del 5%. Los azúcares de la miel son libres y, por tanto, se someten a las mismas restricciones.
La nutricionista Marta Figueras, en un artículo, explicó que debido a que 100 gramos de miel aportan unas 300 calorías, su consumo se recomienda especialmente a personas que precisan una dosis adicional de energía, como los deportistas, los niños en etapa escolar, personas mayores, etcétera. Pero también puede resultar útil en la dieta de trabajadores que realizan un esfuerzo físico o intelectual o los que quieren hacer una dieta para aumentar de peso.
Sin embargo, Figueras aclaró que en cantidades moderadas, de unos 10 gramos por día, también pueden tomar miel quienes realizan una dieta de adelgazamiento, «puesto que una cucharada de miel diaria añadida a la leche, queso fresco o yogur aporta grandes beneficios para la salud, no supone un gran aumento calórico y es más saludable que el azúcar común.» La profesional aclaró que incluso los diabéticos pueden llegar a incluir miel en su dieta «siempre y cuando equilibren las raciones de azúcares con las dosis de insulina», y advirtió que no hay que dar miel a bebés de menos de un año de edad.