El Gobierno nacional, por orden del presidente Javier Milei, resolvió este lunes disolver la Dirección Nacional de Vialidad, de la Comisión Nacional del Tránsito y Seguridad Vial y la Agencia Nacional de Seguridad Vial.
Al respecto, Conclusión dialogó con Osvaldo Aymo, ex director Agencia Provincial de Seguridad Vial de Santa Fe e integrante del Comité Consultivo de la gerencia nacional desde su creación, y aseguró que si bien el organismo no estaba funcionando como había sido pensado originalmente, cerrarlo también está lejos de ser una solución a una problemática tan sensible.
“No es la solución. Yo siempre digo que los argentinos por ahí tenemos estas cuestiones, de que tomamos una medida, y después como no controlamos los resultados, en un determinado momento se cansan y dicen ‘bueno, la cerramos’. Tampoco es la solución esta”, expresó el referente en seguridad vial.
En ese sentido, hizo hincapié en la falta de seguimiento del cumplimiento de las indicaciones y el trabajo de la agencia a nivel nacional: “A lo mejor, con indicadores de resultados hubiéramos dicho ‘bueno, mirá, hay que hacer algunos ajustes, hay que hacer algunas cuestiones’, o lo que para mí sería lo más ideal, es que en la reforma próxima, si alguna vez se reforma nuevamente la Constitución argentina, pongamos en la mesa el tema de que la seguridad vial tiene que ser una política de Estado y tiene que ser la misma en todo el país, como hace Chile y Uruguay. No puede ser que cada uno haga con la seguridad vial lo que se le ocurra, porque eso es un atentado contra los resultados”.
Para Aymo, el trabajo de la agencia a nivel nacional se veía afectado por la independencia de los municipios en este aspecto, ya que era difícil poder implementar políticas transversales y hacer un seguimiento preciso de esta manera.
“La organización política de la Argentina hace que tengamos un mosaico legal en todo el país, entonces lo que dictaba la agencia nacional no se cumplía en todo el país. Porque después de la reforma constitucional de 1994 y la independencia de los municipios, cada municipio también es autónomo con respecto a la seguridad vial. Entonces, vos te podés imaginar que tenés un mosaico legal terrible que tenés que andar con una legislación de cada lugar de cada jurisdicción que vas pasando a ver cuál es la realidad ahí, y es una locura para cualquier conductor. Y además es un atentado a ir por lo que se había pregonado, que era bajar la cantidad de muertos y heridos graves”, señaló el ex director de la APSV santafesina.
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Es a partir de esto último, que para el referente en la materia está bien que se ponga “en alguna tela de juicio” la eficiencia de ANSV, ya que si bien fue acertada su creación, a partir de la reforma de la ley 24.449 y el Decenio por la seguridad vial 2011-2020, tuvo problemas como que “por ejemplo, nunca fue dirigida por gente que sepa de seguridad vial”, algo que Aymo afirma “con total conocimiento de causa”.
“Fue un órgano de propaganda, de publicidad, que a lo mejor tenía buenas intenciones, pero yo participaba siempre de las asambleas de alguno de los tres grupos que tenía el Consejo Consultivo, en representación de una ONG, y nos preguntaban pero nunca nos daban ni cinco de bolilla, estábamos como adorno ahí. Entonces, esas son las cuestiones que había que reveer… y tuvimos oportunidades, eso es lo que me da bronca, trabajo hace más de 30 años y siempre veo las frustraciones, y vos te das cuenta que los muertos no bajan, y eso hace a que la seguridad vial y la prevención de accidentes de tránsito sea un tema complejo”, expresó, lamentándose, Osvaldo Aymo.
En ese sentido, también, aseguró que “mirar la seguridad vial como un problema” o “pensando que cerrarla va a ser la solución a un problema complejo”, es en sí “un problema”, ya que significa que “lo están mirando por el ojo de la cerradura”.
“La solución tiene que ser muy compleja, tomada al unísono de un montón de medidas, con un montón de sectores, sostenidas en el tiempo y pensadas a largo plazo”, señaló Aymo, quien además explicó que “los países desarrollados que lograron bajar muertos y heridos graves, como Suecia, tienen 65 años de trabajo ininterrumpido”.

