Fotografía: Mykhaylo Palinchak / Zuma Press / Contactophoto
La lucha de Rusia contra Ucrania no está solo en el campo de batalla, también se centra en el ámbito de la cultura. La eliminación de la cultura ucraniana ha sido uno de los objetivos de Moscú desde la invasión de la península de Crimea en 2014, pero desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, estos planes no han hecho mas que acelerarse y se han convertido en ataques directos a instalaciones culturales, destrucción del patrimonio cultural ucraniano e incluso detenciones ilegales de artistas ucranianos en los territorios ocupados.
Putin, para justificar su accionar, ha afirmado en reiteradas ocasiones que Ucrania no es un país, sino una región de Rusia que no tiene cultura, historia ni identidad propia.
«Todo lo relacionado con Ucrania está siendo destruido»
Detrás de las líneas del frente de guerra, las fuerzas rusas están intentando garantizar que el territorio ocupado nunca pueda volver a integrarse. Los rusos siguen una estrategia de borrar cualquier rastro de Ucrania, aplastando su expresión cultural y deteniendo de forma ilegal a artistas y escritores ucranianos en las zonas ocupadas.
La propia cultura ucraniana se ha convertido en un objetivo más de la guerra. A lo largo del conflicto, Rusia ha saqueado antiguos tesoros de los museos y ha vaciado las bibliotecas de libros ucranianos.
El presidente ruso ha prometido restaurar cientos de instalaciones culturales en las zonas tomadas por Moscú con el objetivo de que la gente «sienta una afiliación a un espacio cultural, histórico y educativo común de la gran Rusia centenaria».
En los territorios ucranianos ocupados «no se dan solo algunos casos de rusificación, es un sistema total», afirma el comisionado de Derechos Humanos del Parlamento ucraniano, Dmytro Lubinets. «Todo lo relacionado con Ucrania simplemente se destruye. ¿Sabes lo primero que hacen los rusos cuando capturan un asentamiento ucraniano? Destruyen todo lo relacionado con Ucrania. Se cambian los nombres de las calles, derriban monumentos culturales y arquitectónicos, destruyen los signos culturales, arrancan todos los símbolos, como nuestro tridente y, por supuesto, las banderas. Todo lo relacionado con Ucrania, incluso el idioma», recalca.
El idioma ucraniano se ha prohibido en las zonas ocupadas. Hay profesores y funcionarios públicos que han sido detenidos o amenazados por el hecho de negarse a impartir planes de estudios obligatorios en ruso en las escuelas. Además, los libros en ucraniano han sido reemplazados por libros en ruso.
«El caso es que los ucranianos son muy diferentes de los rusos. Su mentalidad es individualista, no colectiva (…) Si obligas a los ucranianos a hablar ruso, se volverán colectivos. Poco a poco aceptarán que la cultura rusa es su cultura y no la ucraniana, que la historia rusa es su historia», explica el escritor Andrey Kurkov. «Rusia está intentando borrar la mentalidad ucraniana de los territorios ucranianos mediante esa rusificación forzada, destruyendo los libros en ucraniano y prohibiendo el idioma», añade.
Escanear edificios históricos para su conservación
Voluntarios y activistas de muchas ciudades de Ucrania están haciendo todo lo posible para proteger los monumentos arquitectónicos de las consecuencias de la guerra con la Federación Rusa: bloquean las ventanas de templos e iglesias, cubren las vidrieras con pantallas protectoras, envuelven los monumentos en materiales ignífugos y los cubren con sacos de arena.
Los ucranianos exploran el patrimonio arquitectónico no solo cerca de la línea del frente, porque cualquier ciudad ucraniana puede ser bombardeada por los rusos. Por ejemplo, en Leópolis también se escanean edificios históricos para recrearlos con la mayor exactitud posible en caso de destrucción. Existe un alto riesgo de daños o destrucción total de ejemplos arquitectónicos de las culturas alemana, polaca, armenia, judía, griega y austriaca de diversos estilos, desde el gótico y el barroco hasta el moderno y el constructivista.