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Por eso, la cita de hoy con las urnas en la capital chaqueña parece casi un plato menor, y de alguna manera lo es. Pero a la vez, es -mucho o poco- algo más que eso, ya que el resultado de esta noche terminará de acomodar algunos tantos de la política provincial y eventualmente podría regar nuevos liderazgos y debilitar otros.
JUNTOS
En Juntos por el Cambio, Roy Nikisch cuenta con repetir o mejorar su performance de las elecciones primarias de junio, cuando fue el precandidato más votado para la intendencia. En ese pleito liquidó las chances de Aída Ayala, la otra precandidata radical, que había regresado al ruedo con la idea de retornar a las grandes ligas locales después de un período de relativo ostracismo y contrariedades judiciales. La exmujer fuerte de la ciudad (gobernó Resistencia en tres mandatos consecutivos) mostró que conserva caudal propio, pero no pudo con la fuerza que mostró la nominación de Nikisch, enlazada a otro exitoso de aquella jornada, Leandro Zdero, que en las primarias ganó la pulseda interna de JxC al derrotar a Juan Carlos Polini. Fue el primer paso antes de su máxima proeza: tumbar a Jorge Capitanich en las generales de septiembre por la gobernación.
En términos de expectativas a futuro, un eventual triunfo de Nikisch hoy es la alternativa que menos oleaje generaría. Ya fue gobernador, legislador nacional e incluso intendente (de Tres Isletas, donde comenzó su carrera partidaria). Está, literalmente, de vuelta. Su interés no es convertirse en el heredero de Zdero. Aceptó la candidatura porque lo tentó la idea de ser parte de la batalla contra Convergencia Social, el movimiento de Ángel Rozas, y porque desde el entorno del gobernador electo se lo solicitaron con insistencia. También, posiblemente, porque habita un mundo en el que los retiros no existen y donde siempre acecha la tentación de sumar un título más en la vitrina.
EL FRENTE
No sucede lo mismo en el Frente Chaqueño, la coalición herida por la derrota de Capitanich. Una victoria -o al menos un papel rutilante- de su candidato, Diego Arévalo, tendría ingredientes muy diferentes que el caso anterior. Para empezar, sería una señal de vida del oficialismo en retirada, nada menos que en el que vino siendo el principal bastión de Zdero y los suyos. El peronismo y sus aliados ya tuvieron un consuelo con la victoria de Massa en la primera vuelta de las presidenciales, pero esto sería diferente. Sería cerrar el ciclo de elecciones netamente chaqueñas con un sabor diferente al que dejó septiembre, aunque nada esté hoy en condiciones de reparar lo que significa para el PJ soltar el poder al cabo de 16 años de estadía en la Casa de Gobierno.
Para Arévalo en particular, ganar un partido que se le presenta adverso -por los números de las primarias, en las que el Frente obtuvo el 20 %- sería dar un batacazo que colocaría turbinas a una carrera política que hasta ahora solo carreteó en la pista de despegue. La campaña resolvió eso en parte. Su mérito, en caso de un resultado favorable, sería mayor porque una curiosidad de su cartelería proselitista es que no hay alusión alguna al Frente. Más asombroso aún: ni siquiera a Capitanich. Acaso todo un signo de los tiempos.
En el equipo de Arévalo desestiman segundas lecturas. Sostienen que lo que se buscó con el diseño de la campaña fue generar en el electorado una curiosidad por saber más sobre el joven de los afiches y abrir así una ventana de oportunidad en una competencia que viene saturada por la seguidilla de elecciones.
LA CER
Otro desafío de connotaciones particulares es el de Gustavo Martínez, el intendente saliente, y Elida Cuesta, su esposa y candidata a sucederlo por la Corriente de Expresión Renovada (CER). Ambos están dejando espacios que les permitieron sostener una estructura política importante, él en el gobierno municipal y ella en la presidencia de la Legislatura.
Martínez no logró en los comicios provinciales, con su candidatura a gobernador, los niveles de apoyo que esperaba, pero si uno leyera los resultados con un criterio estrictamente matemático -un lenguaje que en política no siempre vale- fue su apartamiento del Frente Chaqueño una de las causas de la caída de Capitanich ante Zdero. Frente a un escenario incierto para lo que viene en la provincia, el resultado de hoy también tiene un valor superlativo para Martínez.
EL RESTO
En el resto de la oferta que tienen los resistencianos (son siete los candidatos en total) hay, principalmente, la expectativa de generar espacios que puedan expandirse en los años siguientes, idealmente instalando representantes propios en el Concejo Deliberante.
Una figura en ese lote es Carlos Alabe, nominado por La Libertad Avanza. Apuesta al conocimiento obtenido por su labor desde la Fundación Ciudad Limpia y la asociación Padres en la Ruta.
Otro nombre que estará en los cuartos oscuros es Gustavo Olivello, por Libertarios en Acción. Se hizo conocido como policía en actividad, luego por la subsecretaría que ocupó fugazmente en el gabinete de Capitanich (del que se fue al no tener respaldo en su cruzada contra los piquetes) y actualmente por conducir un programa radial de mucha llegada.
La lista de opciones se cierra con Eduardo Aguilar (Frente por la Educación y el Trabajo), exsenador, expresidente de la Legislatura y exministro de Economía; y con Oscar Deniz, del Partido Obrero, fuerza que busca volver a los tiempos en que por sus propios medios logró una diputación provincial, apuntalada principalmente por votos resistencianos.
Para todas estas últimas alternativas el principal inconveniente fue chocar con una realidad de hierro: hacer política sin dinero es, en la Argentina y en casi todas partes, algo así como querer cocinar un asado a baño María.
La elección de Resistencia (que hoy concidirá con las de Quitilipi y Makallé) será algo más que una curiosidad electoral. Para los ciudadanos, frente a la dimensión de todo lo que está sucediendo en el país, no estará muy por encima de lo anecdótico.