En épocas de dos campeonatos con partidos de ida y vuelta, como fue con Metropolitano y Nacional durante casi dos décadas, el Superclásico tenía cuatro apariciones garantizadas por temporada, dos en cada cancha, con hinchas locales y visitantes distribuidos en tribunas casi siempre llenas. Así sucedió en 1975, año de doble consagración del equipo dirigido por Ángel Labruna para cortar una larga sequía iniciada tras el título de 1957.
Los cruces entre Boca y River de hace medio siglo tuvieron como características principales la paridad, las ventajas por mínima diferencia, los estadios desbordados de público y, como hecho particular, que en todos los casos el festejo fue visitante: millonario en la Bombonera y xeneize en el Monumental.
Superclásico: el golazo del Beto y la atajada del Pato
Capítulo I. Primera rueda del Metro, jueves 17 de abril a la noche. River llegaba puntero e invicto, con un andar demoledor. Boca no terminaba de afirmarse, venía de perder 1-0 con Central en Rosario y su rendimiento era irregular. Las diferentes actualidades de uno y otro se manifestaron pronto. Un oportuno cabezazo de Carlos Morete y un magnífico tiro libre de Norberto Alonso le dieron una rápida ventaja al visitante, que a mitad del primer tiempo ya estaba 2-0.

Boca empujó en busca del descuento y lo consiguió a través de Marcelo Trobbiani, de penal, cuando concluía la mitad inicial. Empezó la segunda etapa y los locales dispusieron de otra chance desde los 12 pasos. Apareció en toda su dimensión Ubaldo Fillol, para atajar el remate de Trobbiani e impedir el empate. River se llevó un muy festejado 2-1 ante un adversario que sufrió la expulsión de Miguel Nicolau.
El tiro libre del Cabezón Potente
Capítulo II. Segunda rueda del Metro, domingo 27 de julio a la noche. Ya no era tan sólida la marcha de River y, en cambio, Boca había crecido hasta amenazar el dominio de su rival. Para la fecha 34 los conducidos por Rogelio Domínguez se hallaban a solo cinco unidades del líder. Un triunfo (valían dos puntos entonces) los arrimaba a tres. Y fue victoria azul y oro nomás.
El partido se desarrolló con pocas situaciones de peligro en las dos áreas. A los 25 minutos del segundo período, cuando el 0-0 parecía la definición más probable del choque, hubo un tiro libre para Boca cerca del área. Ejecutó Osvaldo Potente y clavó la pelota en un ángulo, lejos del alcance de Fillol.
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Desde ese momento y hasta el final, un desesperado River fue por la igualdad. Sin ideas ni lucidez, liberó terreno atrás y Boca estuvo cerca de aumentar la diferencia. Los pañuelos blancos saludaron el desenlace desde la cabecera de Figueroa Alcorta.
El debut soñado de Luque en River
Capítulo III. Primera rueda del Nacional, domingo 21 de septiembre a la tarde. Pedro González, wing de Los Matadores de San Lorenzo que había llegado como refuerzo aquel año, adelantó a River en el tercer clásico de 1975. Boca trató de nivelar sin éxito.

Faltaban cinco minutos cuando Leopoldo Jacinto Luque, en su estreno con la banda roja, enganchó al borde del área y sacó un derechazo inatajable para Carlos Biasutto. Lejos de rendirse por ese 0-2 con aroma a sentencia, el joven Hugo Paulino Sánchez redujo enseguida la distancia y hubo incertidumbre hasta que, con el pitazo del árbitro Miguel Comesaña, se desató la algarabía riverplatense en las dos bandejas de calle Brandsen.
Un pibe de Olavarría en Boca
Capítulo IV. Segunda rueda del Nacional, domingo 26 de octubre a la tarde. El correntino Sánchez volvió a anotarse en la red en este último superclásico del año. Boca supo defender la ventaja pese a quedarse con uno menos por la temprana expulsión de Alberto Tarantini. Ya en la segunda parte, Abel Aníbal Alves -oriundo de Olavarría, con apenas 17 años- marcó el 2-0 parcial.
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A pesar de que el árbitro Ángel Coerezza echó a Juan José López, dejando a ambos con 10 jugadores, River pudo arrimar gracias a un tiro libre de Oscar Más, el inoxidable Pinino, a poco más de 10 minutos del cierre. Boca lo aguantó con la aspereza del Tano Pernía y la experiencia del Pepi Ovide para que su gente bajara cantando desde la popular alta.

