Rosario Central dio un paso más en su camino de gran sumatoria de puntos en este 2025. En este caso, en casa, el resultado final no pudo ser una alegría, aunque tampoco le vino mal seguir cosechando unidades, teniendo en cuenta lo que fue el desarrollo del partido de esta noche fresca de viernes. Por lo expresado en el campo de juego, la repartija de puntos con un voluntarioso adversario fue justa. Fue de menos a más, cerrando mejor la jornada de lo que la empezó.
El Canalla saltó al campo con el esquema ya conocido, el 4-2-3-1 tradicional, emsamblado y trabajado. La única novedad fue la inclusión de Federico Navarro por el lesionado Franco Ibarra. Y se podría decir que el volante central fue lo único destacado por el lado auriazul en esa primera etapa para el olvido, en la cual fue superado claramente por su rival y sólo por un guiño del VAR no se fue al descanso en desventaja, como hubiera merecido.
Central la vio pasar en la etapa inicial. Hubo un muy buen planteo de San Lorenzo, que vino a Arroyito a jugar, hizo circular el balón a gusto y perforó en el fondo local a través del juego por las bandas, con un rendimiento superlativo de los laterales Gabriel Báez y Ezequiel Herrera. El conjunto de Ariel Holan solo pudo defenderse ante el asedio visitante, jamáz pudo hacerse de la pelota ni descansar con la posesión.
El Ciclón avisó varias veces, por ejemplo con dos remates de media distancia de Agustín Ladstatter que se fueron muy cerca, uno apenas desviado ingresando al área, un derechazo de Ezequiel Cerutti por arriba del arco de Jorge Broun y otra buena respuesta de ‘Fatura’ ante un envío rasante de Alexis Cuello. Demasiados méritos hizo el equipo de Boedo para irse al descanso al menos 1 a 0. De hecho convitió un tanto, a través de un cabezazo de Gastón Hernández, que fue anulado por un offside milimétrico.
¿Central?, la nada misma. Nunca se conectaron los hombres de ataque (muy lejos del juego Ángel Di María, Ignacio Malcorra y Jaminton Campaz), Alejo Véliz estuvo aislado, Navarro siendo superado en la mitad de la cancha pese a realizar una buena labor defendiva, y un Emmanuel Coronel y Agustín Sández padeciendo los avances visitantes.
Imprecisión, falta de ritmo, apatía, relajación; se puede describir de muchas maneras los 45 iniciales del Canalla, que se fue rumbo a los vestuarios sin remates al arco de Orlando Gill. Ninguna impresión positiva. Había mucho para hablar y corregir de cara al segundo capítulo. Se imponía un cambio de actitud como mínimo, encarar el compromiso con otra disposición anímica.
En el complemento, la cara de Central fue otra. Salió con más decisión, en pocos minutos generó más peligro que en todo el primer tiempo. Ganaron en presencia Di María y Campaz, quienes con chispazos de lucidez llevaron a que San Lorenzo ahora sí se empezara a preocupar por su propio arco. Se notó que hubo un mensaje de Holan puertas adentro, podía hacerse mucho más con los recursos en campo.
El Canalla mejoró desde el juego, y el Ciclón pareció sentir el esfuerzo físico, empezó a quedarse y amigarse cada vez más con el empate. Hubo un gran ingreso del paraguayo Enzo Giménez, que aportó despligue, desborde y sociedades con ‘Fideo’, ante un Gaspar Duarte de flojo desempeño. Desde el empuje y las ganas del guaraní, el local se contagió en voluntad, aunque nuevamente faltaron mejores resoluciones en los metros finales.
Pudo ser de Di María de arremetida, pero Campaz se lo sacó en el área, también tuvo el suyo Giménez, que de hecho convirtió un gol con un soberbio cabezazo, pero el árbitro Facundo Tello anuló la conversión auriazul por un offside de Juan Cruz Komar. Central fue más en la segunda parte, compensando con garra y algo de fútbol una etapa inicial deficiente. No obstante, el empate final estuvo bien, ya que hubo un timpo para cada uno.
El Canalla cerró la fase regular de local. Cumplió los objetivos planteados, y resta saber si cerrará su grupo como líder o escolta de Deportivo Riestra o Lanús. De por si ya tiene asegurado los play offs, la Copa Libertadores y la Supercopa Internacional, cerrando un gran año. Claro está, que sea mejor que hasta ahora dependerá de la suerte que corra el el mata-mata, un torneo diferente. Antes que ello, la última estación en esta fase será Independiente en Avellaneda, en lo que se presume serán guardadas algunas piezas clave.
Como último ítem de hoy: Central debe entender que en las fases decisivas no puede darse el lujo de regalar un tiempo, como hizo esta noche o en Córdoba ante Instituto. Con un poco de ímpetu le alcanza para ser superior a la mayoría de sus adversarios en el fútbol argentino. El plus de Di María debe ser acompañado de mejores producciones del resto del circuito ofensivo. Más allá de eso, el compromiso en cada encuentro deberá ser el máximo, sin dar ventajas en ningún aspecto, porque cualquier detalle o distracción puede resultar fatal. Concentración absoluta para la etapa que vendrá.

