Rosario Central no le encuentra la vuelta al funcionamiento en el Torneo Clausura. Pasan las presentaciones en el corto certamen y se le complica mucho esbozar una propuesta futbolística convicente, a pesar del plantel con el que cuenta, al que se le sumaron nombres como Ángel Di María y Alejo Veliz. Involucionó enormemente respecto a su imagen en el Apertura y empieza a desperdiciar puntos que después puede lamentar en el cierre del año.
Con la novedad táctica del 4-4-2 introducida por Holan, el Canalla saltó al campo de juego con una necesidad imperiosa, consciente de sus obligaciones. Tenía la tarea de poder ofrecer alternativas que permitieran corregir el horizonte futbolístico y de allí permitirse dar pasos seguros. El amanecer del partido pareció favorecerle el panorama. Desde el vestuario, en la primera jugada con cierta elaboración, el local abrió marcador.
Ignacio Malcorra y Jaminton Campaz, la vieja sociedad exitosa de 2023, se juntaron por el sector izquierdo, el 10 levantó cabeza y ejecutó un centro con gran precisión, que Alejo Véliz resolvió con un soberbio cabezazo para hudir el balón en el fondo de la red de Ignacio Arce. La misión más complicada estaba hecha: el gol, poder romper rápido la paridad ante equipos cerrados, que abroquelan líneas atrás y dificultan la aparición de espacios.
Central resolvió lo más difícil, dado lo opaco de lo mostrado en fechas anteriores. El objetivo ahora pasaba por administrar la ventaja con inteligencia, jugar con aplomo, seguridad, sin apresurarse ni contagiarse del ritmo de la gente. El Canalla así lo entendió, manejando los ritmos del encuentro y siendo dominador del desarrollo, aunque aún con cuentas pendientes en el juego. El rival solo se dedicó a pegar y embarrar la cancha, fiel a su estilo.
El conjunto de Holan dispuso de otra situación para ampliar el marcador con un zurdazo de Ángel Di María contenido por Arce, y nada más. Siguió teniendo problemas con la generación de fútbol, pero tampoco sufrió en el fondo por las limitaciones de Riestra. Hubo un mayor esfuerzo en la presión arriba con la inclusión de Enzo Copetti, clave para entorpecer la salida adversaria y ser el primer defensor. El 1 a 0 rumbo al descanso estuvo bien, pero tenía que sentenciar la historia en la segunda etapa para evitar complicaciones.
Como mala noticia hay que hablar de la lesión de Juan Giménez, el juvenil que estaba aprovechando su chance hasta que su rodilla izquierda hizo un mal movimiento y dijo basta. A falta de estudio médicos, la afección pinta para ser seria, lo que pone más que en riesgo su participación en el Mundial Sub 20 y una futura venta, ya que era el jugador marcado para salir en este mercado de pases.
En el complemento, el encuentro se volvió sin dueño. Central lo tenía controlado desde el juego, pero el peligro de una diferencia corta amenazaba cualquier tranquilidad. Véliz dispuso de dos ocasiones claras, una tras asistencia de Di María que resolvió con un derechazo cruzado, y otra una mabiobra individual a pura guapeza que resolvió de zurda, ambas contenidas por Arce.
El Canalla careció de volumen, no supo defenderse con la pelota y, conforme transcurrieron los minutos, fue escondiéndose cada vez más cerca de Jorge Broun. Nadie se hizo cargo del balón, todos se lo sacaban de encima. La falta de un conductor de orquesta se hizo evidente. Malcorra y Campaz desaparecieron, mientras que Di María tampoco hizo pesar su jerarquía. Véliz y Copetti más en función de lucha. Riestra estaba con vida.
Los cambios tampoco modificaron el trámite. Los ingresos de Santi López, Enzo Giménez y Juan Manuel Elordi no refrescaron la estructura ni ofrecieron soluciones a las enormes dificultades de juego. Todo se volvió monótono, chato, de bajo vuelo. Y en ese terreno la visita se fue animando más, entendiendo que podía llevarse algo a Buenos Aires. Con sus armas, el Guapo se animó y sacó provecho de su única pero provechosa oportunidad.
En un avance, Elordi hizo un penal inocente al agarrar una marca contricante en el área, Jonathan Herrera agradeció la gentileza y sentenció a Broun desde los doce pasos con un toque sutil al medio. Igualdad merecida, por el quedo de Central y no bajar los brazos para Riestra. El empate estaba sellado. Nada iba a cambiar el final, una falta de ideas e inocencia alarmante.
El Canalla preocupa. El fútbol por Arroyito está ausente, el técnico ensaya pero las pruebas lejos están de solucionar el déficit. El clásico asoma por la esquina y la pregunta principal es cómo podrá hacer para darle una alegría a su gente con tanta pasmosidad. Está claro que en estos partidos interviene otros factores y suelen definirse por detalles, pero nada asoma como positivo en el horizonte auriazul de cara al partido de la ciudad.
Holan deberá seguir trabajando para hallar respuestas futbolísticas. Recursos dispone para mejorar lo exhibido, pero por ahora nada alcanza. Esta igualdad tuvo sabor a derrota, por lo numérico y las formas. Sigue desperdiando unidades en casa que después, pensando en clasificación a copas puede lamentar. Lo urgente es resolver qué quiere hacer y encontrar los caminos para llegar a buen puerto.