Una multitud estimada en más de 250.000 fieles, en su mayoría jóvenes, colmó la Plaza de San Pedro del Vaticano y la Vía de la Conciliación este domingo, en una emotiva misa de luto por el Papa Francisco. Era tal la concurrencia que una hora antes del inicio de la Homilía, la policía se vio obligada a cerrar los accesos, dejando a unas 50.000 personas fuera del lugar.
Esta fue la segunda de las misas de luto, conocidas como «Novendiales», que se celebran durante nueve días tras la muerte del Papa, y que preceden a la asamblesa para elegir a su sucesor. Se espera que el Cónclave comience el lunes 5 o martes 6 de mayo, cuando los 133 cardenales menores de 80 años se reúnan en Roma para elegir al nuevo pontífice.
Muchos cardenales estuvieron presentes en la misa en San Pedro, y por la tarde se unieron al homenaje al Papa fallecido en la Basílica de Santa María Mayor. El lunes, los cardenales volverán a reunirse en las congregaciones previas al Cónclave, donde discutirán los desafíos de la Iglesia y los posibles candidatos a suceder a Francisco.
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La misa de luto fue celebrada por el cardenal Piero Parolin, Secretario de Estado y considerado uno de los principales candidatos a suceder a Francisco. Parolin, quien fue nombrado por Francisco como su número dos en la Curia Vaticana en 2013, pronunció una emotiva homilía en la que instó a los fieles a «acoger el mensaje (del Papa) y hacerlo vida».
«Nuestro afecto por él, que se está manifestando en estas horas, no debe actuar como una emoción del momento, debemos acoger su legado y hacerlo vida, abriéndonos a la misericordia de Dios y siendo también nosotros misericordiosos, los unos con los otros», expresó el eclesiástico ante la multitud.
El cardenal Parolin también dirigió un mensaje especial a los jóvenes, mencionando los «desafíos» que enfrentan, como «la tecnología y la inteligencia artificial». Además reafirmó: «Francisco nos ha recordado que no puede haber paz sin que reconozcamos los valores del otro, sin la atención al que es más débil y, sobre todo, que no puede haber nunca paz si no aprendemos a perdonarnos», dijo, recibiendo un fuerte aplauso de la multitud.
Varios jóvenes acreditados de todo el mundo dijeron que vivían un día de dolor por la desaparición del Papa tan querido, “pero también de alegría porque era lo que quería Francisco, en este Jubileo de los Adolescentes”. Admitieron que los decepcionaba un poco “porque queríamos celebrar con Francisco y debemos hacerlo sin él. Debemos resignarnos pero, cuanto nos falta”, exclamaron.

