Luego del frustrado nuevo robo del siglo, continúa la investigación para dar con la banda que intentó robar el Banco Macro de San Isidro. Por el momento, hay algunos datos que empiezan a arrojar cierta información. Así, por ejemplo, se estima que al menos fueron diez los ladrones que trabajaron para construir el túnel. Además, hay una importante pista surgida a partir de un contrato de alquiler.
En las últimas horas llegó a la fiscalía general de la jurisdicción un contrato que da cuenta que los delincuentes alquilaron en febrero del año pasado un reconocido bar llamado Hábeas Corpus, que queda justo frente a los tribunales. Y la razón es muy simple: el sótano del local linda con la bóveda del banco.
La dupla de fiscales integrada por Patricio Ferrari y Carolina Asprella, bajo la coordinación del fiscal general John Broyad, accedió a las copias del contrato de alquiler. Y a ello se sumó la declaración testimonial del abogado de la dueña del bar, que fue quien llevó adelante la negociación para el alquiler.
Robo frustrado al Banco Macro: el misterioso señor T
Hay que destacar que, de esta manera, el local se convirtió en el segundo inmueble que rentó la banda, junto al galpón de la calle Chacabuco que sirvió como base para poder construir el túnel.
“Yo me encargué de la gestión de alquiler del inmueble ubicado en la calle Ituzaingó 341 de San Isidro, tras la resolución del contrato con los inquilinos anteriores que explotaban el bar Habeas Corpus. El inquilino anterior, justamente, me comentó que una persona estaba interesada en alquilar el local“, dijo el abogado.
Y precisó que un hombre, identificado como J.L.S, se contactó para avanzar con la reserva, en representación de un señor de apellido T., que era de la ciudad de La Plata.
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Le aseguró que se trataba de una persona solvente y que podía poner como garantía una empresa de finanzas. También le comunicó que el interesado en alquilar tenía supermercados y locales de venta de implementos de caballos.
“Primero me dijo que lo iban a destinar a eso de los insumos para caballos, y luego me manifestó el destino como supermercado. Para mi era necesario fijar el objeto del contrato para la habilitación, así que terminamos poniendo un objeto amplio, que ahora no recuerdo, pero surge del contrato”, continúo el abogado del bar.
Buscaban todos los locales linderos
Cuando los investigadores le preguntaron por qué los ladrones eligieron San Isidro, el letrado representante de la dueña del local contó la explicación que le dieron: “Me refirieron que era por la cercanía con el Hipódromo y por el rubro talabartería. Dijeron que si bien las ventas las hacían por internet, querían tener un lugar de exposición”.
También señaló que los inquilinos querían alquilar otro local en la zona: “Recuerdo que a los tres o cuatro meses de contrato me refieren que iban a alquilar un local a la vuelta, que si me llamaban por referencias si podía hablar. Y dijeron que ese nuevo lugar lo querían de depósito”.
Para los investigadores no hay dudas: los delincuentes buscaban todos los locales que lindaban con el banco para hacer mediciones. De hecho, un investigador explica que “el bar Hábeas Corpus tiene un depósito subterráneo que está a la misma altura que la bóveda. Seguramente tomaron medidas”.
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El abogado del bar contó que quien pagaba el alquiler desapareció luego de seis meses. Nunca más atendió el celular. Lo mismo sucedió con la empresa que había salido como garantía: desapareció. El letrado contó que, como nunca habían iniciado ninguna actividad y estaba vacío, decidieron entrar y tomar posesión con un escribano.
Es importante señalar que la desaparición de los inquilinos coincidió con el mes en el que alquilaron el galpón en donde se inició el boquete. La hipótesis la explica un investigador: “Alquilaron el bar para hacer inteligencia, y una vez que la obtuvieron desaparecieron y comenzaron con el túnel en el galpón”.
San Isidro: un túnel que “habla”
En paralelo a estas novedades que ya están en el expediente, los investigadores continúan revisando las cámaras de seguridad y tomando declaraciones testimoniales para poder identificar a los delincuentes.
Lo que ya dan por descontado, tomando en cuenta la impresionante estructura del túnel, es que en la banda seguramente había un ingeniero o un maestro mayor de obras y una cuadrilla de albañiles. “Por lo menos, la banda tendría diez integrantes”, aseguró un investigador.
Hay que recordar que en el allanamiento al galpón se encontraron las herramientas que se utilizaron: barrenas para perforar tierra, amoladoras, soldadoras e incluso un carrito para trasladar la tierra.