Central se quedó con todo, tuvo una noche ideal, dio vuelta un partido que fue «chivo» en el primer tiempo, con un Angelito inspirado, participando poco pero con una jerarquía extraordinaria, para redondear un triunfo que lo llevó a convertirse en el mejor equipo de la temporada.
El Canalla fue demoledor en el complemento, mostró lo peor de los últimos partidos en los 36 minutos iniciales. Pero apareció el Angel Canalla, centro pasado, Véliz la bajó al medio y Malcorra la puso abajo para un 1 a 1 impensado.
A partir de ese momento, Instituto se empezó a caer y por el contrario, el Auriazul creció.
El elenco rosarino encontraba espacios y el partido estaba para ganarlo, y así fue lo que ocurrió, el penal de Di María y ya se desmoronó la Gloria.
A partir de ese momento, cada vez que atacaba Central había sensación de gol y vino una pelota parada que Fideo ejecutó a la perfección y el pibe Ovando la desvió y llegó el tercero.
A esa altura del partido, el resultado estaba sellado, y el Canalla volvía imponerse con autoridad.
La jerarquía en los futbolistas es determinante, cambian la historia en momentos claves, como esta noche en la etapa inicial y eso fortalece a un equipo, máxime cuando la ambición es grande.
Central se va de Córdoba con todos los casilleros de objetivos marcados, y la ilusión del hincha crece partido a partido

