Fue en la década del 90’ cuando Carlos Godoy encontró la forma de unir sus dos pasiones: el arte y el fútbol. Con mucho esfuerzo y con el paso del tiempo, el vecino de Lomas de Zamora consiguió que los escudos de los equipos que él talla en madera sean pedidos por todos los hinchas, hasta convertir su oficio en su medio de vida.
Feliz por lo logrado, ahora tiene un sueño por cumplir: que sus trabajos lleguen a estar colgados en las instalaciones de los clubes y, principalmente, en las casas de los jugadores de Primera División. “Me encantaría que mis trabajos lleguen a futbolistas, que un escudo o un cuadro mío esté en su hogar”, señaló.
El “arte calado” del hincha de Los Andes se fue perfeccionado con el tiempo. Después de prueba y error, pulió su estilo. Y no sólo le da forma a los escudos sino también a figuras legendarias del fútbol, como Diego Maradona.
Los comienzos del vecino de Lomas de Zamora
Así, gracias a su talento, ya hace más de 14 años que Godoy recorre estadios como La Bombonera, el Monumental, el Cilindro o el Libertadores de América con sus piezas a la venta.

El primer escudo que recuerda haber hecho no fue en madera, sino en un material similar a la arcilla. “Con el tiempo se rompió, y entonces se me ocurrió hacerlo en algo más duro. Usé un destornillador sobre una madera, y ese fue en realidad mi primer tallado”, contó.
La crisis de 2001 lo obligó a reinventarse. El tallado artesanal demandaba horas de trabajo que el mercado dejó de valorar, por lo que decidió apostar al calado en madera, técnica que hoy define su arte.
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“El calado me permitió agilizar el proceso sin perder detalle y seguir en carrera cuando parecía que no había lugar para lo artesanal”, explicó. Esa decisión permitió que sostuviera el oficio que más tarde se transformaría en su emprendimiento.
Hoy, sus obras más vendidas son los escudos que miden 50 por 40 centímetros, que, a pesar de su tamaño, él denomina como chicos. “Por la situación económica, la gente busca algo accesible. Yo siempre digo en broma que valen menos que un kilo de milanesa, y la gente se ríe y compra”, dijo.
Si bien sus principales clientes son los hinchas de los cinco equipos grandes o los que tienen un mejor presente, destacó que también vende bastante a fanáticos del interior que viajan a la cancha y se llevan su pieza como recuerdo de la travesía por ver al club de sus amores.
Una vida atravesada por el fútbol
Para Godoy, llevar su arte a las puertas de los estadios tiene un significado especial: “Me encanta porque son dos pasiones que tengo: el arte y el fútbol. Yo con Los Andes recorrí el país, así que disfruto hablar con la gente, compartir con hinchas de distintos clubes, sobre todo los que vienen del interior”.

Por supuesto que el poder hacer una figura de Maradona tuvo un enorme significado para él: “Calar al Diego es lo más grande que me pasó. Viví dos o tres años de mi infancia en Villa Fiorito, a dos cuadras de su casa. Hasta fui a su cumpleaños de 18. Para mí fue un héroe de chiquito”.
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Y agregó: “Más allá de Messi, que ganó todo, para mi generación el mejor siempre va a ser Maradona. Encima es de Lomas de Zamora, como yo. Eso es un plus enorme”, asegura.
Además, agradeció lo que se genera a partir de las piezas del Diez: “Cuando llevo cuadros de él, la gente se queda maravillada. Se emocionan porque Diego es todo. Yo digo que soy millonario, no por lo que vendo, sino por la cantidad de halagos que recibo por sus imágenes”.