Rosario Central cerró el domingo en casa dando una muestra de fútbol y personalidad. En un partido especial, que se vivió como una final, estuvo a la altura y culminó la noche en Arroyito con una sonrisa gigante, de oreja a oreja. Necesitaba tres puntos en encuentros como este, son alegrías que se festejan doble, por la jerarquía del adversario y por el contexto en que ocurrió.
El Canalla consiguió una victoria trabajada y muy festejada ante River Plate. Fue de menor a mayor en cuanto a rendimiento, teniendo en Ángel ‘Fideo’ Di María al abanderado del juego, un extraterrestre que, a sus 37 años, continúa regalando pinceladas de lo mejor de su repertorio. Un director de orquesta que volvió al lugar donde verdaderamente es feliz para vivir momentos como este: jugar en el fútbol argentino y celebrar con el calor de la gente, en el club de sus amores.
Fue un comienzo difícil de partido para Central, porque el Millonario lo presionó alto al inicio, le tapó los receptores y buscó imponer condiciones. Con un Juan Fernando Quintero encendido, al que costó marcar y que, cuando tiene espacios, puede hacer desastre con pases quirúrgicos. Precisamente de una asistencia notable del colombiano, mirando para otro lado, su compatriota Miguel Borja le ganó el duelo a Facundo Mallo y definió con un remate rasante al primer palo de Jorge Broun, que pudo haber hecho algo más para evitar el gol visitante.
La principal virtud auriazul en esa primer etapa pasó por una rápida reacción, ya que en la primera llegada volvió a poner las cosas igualadas. Franco Ibarra, que cada presentación crece más y empieza a hacerse el dueño del mediocampo, capturó un rebote en el área tras pelota parada y sacó un fuerte zurdazo, que venció la resistencia de Franco Armani. Un gol de desahogo, siendo muy importante haber respondido de inmediato al tanto sufrido a los diez minutos.
Tras el empate, el encuentro se hizo de pierna fuerte, con la intensidad de grandes compromisos, mucho roce. Los dos sabían lo que estaba en juego y así se brindaron. En el ring anímico, Central sacó ventaja, ante un River que empezó a ponerse nervioso y se excedió en la fricción, ganándose casi toda la defensa millonaria la tarjeta amarilla. El antes y después en el trámite sucedió con la correcta expulsión por doble amarilla de Juan Portillo, que obligó al equipo de Marcelo Gallardo a tomar recaudos y envalentonó al elenco de Ariel Holan, que entendió que tenía la mesa servida para ir por el premio mayor.
Lo mejor del Canalla se vio en el complemento. El local se adueño del partido, creció la labor de Jaminton Campaz e Ignacio Malcorra, mientras Di María siguió haciendo lo que quiso, demostrando toda su jerarquía, manejando los tiempos, entendiendo lo que pedía cada momento. Así, los de Holan empezaron a hacer méritos para dar vuelta el marcador.
‘Nacho’ Malcorra, el 10 de los goles importantes, escribió otra página en su historia personal en Central con otro tanto inolvidable. Salió a atacar esa pelota que quedó boyando en el medio, la agarró como venía de primera y sacó un zurdazo potente, a media altura, inatajable al palo derecho de Armani. Un golazo descomunal, que desató la euforia de los hinchas, porque era el desequilibrio que ya merecía el equipo auriazul.
Central supo jugar con la diferencia numérica, hizo circular el balón con criterio, con Di María como líder futbolístico. El único error pasó por no poder sentenciar la historia. Dispuso de ocasiones claras para bajarle la persiana al trámite, pero el palo y Armani le negaron poder estar tranquilo en el resultado y el partido. Dejó vivo a River, que a pesar de estar con un hombre menos siguió siendo una preocupación, porque dispone de un plantel con nombres que te pueden cambiar la ecuación en cualquier momento, a los que hay que estar siempre atento.
El Millonario la pasó mal pero al seguir el marcador solo 2 a 1 se vino encima en el tramo final, con el pibe Dadín y ‘Nacho’ Fernández generando peligro con un par de situaciones que paralizaron las almas en Arroyito. El Canalla sabía que iba a sufrir, se encomendó a esa misión con garra, esfuerzo. Holan entendió el desarrollo y buscó cerrar el trámite con los cambios, como los ingresos de Federico Navarro y el debutante Ignacio Ovando.
Central resistió con entereza, y defendió cada pelota como si fuera la última y el pitazo de Yael Falcón Pérez decretó la algarabía en el Gigante. Una victoria clave, que edificó con paciencia, jugando cuando podía y luchando cuando la ocasión lo ameritaba. Tuvo fútbol y carácter ante un gran adversario. Tres puntos de oro, que le permiten sostenerse en la cima de la Tabla Anual y lo consolidan entre los clasificados a los play offs del Torneo Clausura.
Para destacar de esta noche, además de la tarea de Di María, se puede mencionar a Ibarra y Malcorra, dentro de una tarea colectiva correcta, convincente. El equipo va creciendo fecha a fecha en rendimiento, la inclusión de ‘Nacho’ como doble cinco le dio mayor vuelo al circuito futbolístico, mientras que ubicar a ‘Fideo’ como enganche le solucionó el juego interno. Ahora comienzan a acompañar también los resultados. El Canalla tiene que ir paso a paso, pero sabe que el de esta jornada fue un triunfo de candidato, tiene elementos de sobra para calzarse este traje.
