La sentencia contra el policía bonaerense Juan Alberto García Tonzo, declarado culpable por el crimen de Bastián Escalante Montoya, fue postergada y se conocerá el próximo miércoles 8 de octubre. El menor, de tan solo 10 años, fue asesinado en julio de 2024 en la localidad de Wilde, partido de Avellaneda, en un hecho que conmocionó a la comunidad.
La postergación del fallo se debió a un pedido presentado por la defensa del acusado, que solicitó modificar la calificación del delito por el que fue juzgado.
Desde el estudio jurídico de Matías Morla, abogado de la familia de Bastián, confirmaron que durante la audiencia de cesura, llevada a cabo ayere jueves por la mañana en el Tribunal Oral Criminal N°4 de Avellaneda, la Fiscalía, la querella y la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) realizaron sus respectivos pedidos de pena. Sin embargo, el monto final de la condena se dará a conocer recién en la fecha reprogramada.

Durante los alegatos finales, el Ministerio Público Fiscal solicitó una pena de 25 años de prisión para García Tonzo, mientras que la Comisión Provincial por la Memoria elevó el pedido a 33 años. Por su parte, el estudio de Matías Morla, actuando como representante legal de la familia, solicitó la pena más alta: 35 años de cárcel. En todos los casos, también se requirió que el policía sea inhabilitado de manera permanente para ejercer cargos públicos.
La sentencia por la muerte de Bastian Escalante
No obstante, la defensa del acusado sorprendió al solicitar que se modifique la carátula del caso a homicidio culposo, lo que conllevaría una pena mucho menor, de solo cinco años de prisión. Este planteo provocó un retraso en la lectura de la sentencia, dado que García Tonzo ya había sido declarado culpable del delito de homicidio simple con dolo eventual, una figura penal más grave.
«En la audiencia de cesura no se podía cambiar la carátula, por eso la jueza María Angélica Sayago del Castillo pidió un cuarto intermedio hasta el próximo miércoles a las 12, cuando finalmente se dará a conocer la sentencia», explicaron fuentes judiciales.
Durante esa jornada, García Tonzo tomó la palabra y expresó su pesar por lo sucedido: «Estoy muy arrepentido. Si pudiera retroceder el tiempo, me hubiese gustado haber sido yo», declaró con visible emoción. El hecho ocurrió el 10 de julio de 2024, cuando motochorros intentaron asaltar al efectivo policial en el Barrio de la Carne, en Wilde. En respuesta, el agente abrió fuego y uno de los disparos impactó en Bastián, quien justo en ese momento salía de entrenar en bicicleta junto a su madre en el club Sociedad de Fomento del Barrio La Carne, donde el nene jugaba al fútbol.

La familia del menor, profundamente afectada, expresó a través de sus representantes que esperan una pena no menor a 20 años de prisión. El testimonio del acusado fue clave en la audiencia, ya que intentó explicar su accionar en aquel trágico momento.
García Tonzo afirmó que disparó motivado por el «miedo y nerviosismo» ante el asalto, y aseguró que «nunca vio al nene». Según su versión, ese día fue a buscar a su hija a la Escuela Técnica N°3, y al llegar, se bajó de su moto y observó cómo dos motocicletas con cuatro personas se le acercaban con intención de robarle.

En su declaración, uno de los supuestos delincuentes le habría dicho: «Quedate quieto o te mato», lo que motivó su reacción. El agente, según narró, sacó su arma reglamentaria, dio la voz de alto y abrió fuego contra los atacantes.
Sostuvo también que, al escuchar detonaciones, se sintió obligado a repeler la agresión. Afirmó que una de las motos se dio a la fuga, mientras que la otra permaneció en el lugar. «Sentí nerviosismo y miedo. Traté de resguardar mi vida», dijo, explicando que se escondió detrás de un poste y desde allí efectuó los disparos.
Instantes después, García Tonzo escuchó los gritos desesperados de Johana, la madre de Bastián, quien pedía auxilio tras ver a su hijo herido. El agente aseguró: «Vi a una mamá con un nene en un charco de sangre», y reconoció que en ese momento sintió una profunda «desesperación», aunque no supo cómo actuar ni cómo ayudar. «Nunca vi al nene», insistió el acusado, quien además reconoció haber tenido un comportamiento negligente: «Cuando disparé, interpreté que estaba en peligro», justificó ante el tribunal.
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Este trágico caso vuelve a poner sobre la mesa la discusión sobre el uso de armas por parte de las fuerzas de seguridad fuera de servicio y el alcance de la doctrina del «gatillo fácil», especialmente en contextos urbanos densamente poblados. La condena a García Tonzo podría marcar un precedente judicial sobre la responsabilidad penal de los agentes estatales en situaciones donde se mezcla la legítima defensa con la imprudencia o la desproporción en el uso de la fuerza.
Mientras tanto, la familia de Bastián, junto a organismos de derechos humanos y la sociedad civil, esperan que el fallo del miércoles 8 de octubre esté a la altura de la gravedad de los hechos y que el sistema judicial envíe un mensaje claro en favor de la justicia y la memoria de un niño de 10 años cuya vida fue brutalmente arrebatada.