Estados Unidos ha movilizado este sábado varios aviones bombarderos B-2 de su fuerza aérea. Las comunicaciones de control de tráfico aéreo indican que las aeronaves han despegado de Misuri en dirección al Pacífico. Los mismos están equipados para transportar bombas antibúnkeres de 13.600 kilos.
Mientras tanto, el presidente estadounidense, Donald Trump, continúa deliberando sobre si atacará Irán. El jueves, el republicano anunció que tomaría la decisión «en las próximas dos semanas».
El ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, ha advertido de que una intervención de EE UU en el conflicto entre su país e Israel sería «muy, muy peligrosa» para todos.
Sobre el terreno, siguen los intercambios de ataques. Irán ha lanzado una nueva oleada de misiles contra Tel Aviv este sábado y el ejército israelí ha respondido con bombardeos contra instalaciones nucleares iraníes.
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ISRAEL NO ESPERA
Varios funcionarios israelíes han transmitido al Gobierno de Donald Trump que no quieren esperar dos semanas para desmantelar las partes clave del programa militar de Irán y aseguran que Israel podría actuar unilateralmente antes de que se cumpla el plazo.
El Estado judío comunicó sus preocupaciones a varios funcionarios de la administración norteamericana el jueves pasado, en lo que describieron como una tensa llamada telefónica.
Ese día, Trump afirmó que tomaría una decisión sobre si atacar o no a Irán «en las próximas dos semanas» y lo justificó asegurando que mientras tanto hay un margen para las negociaciones.
Entre los participantes israelíes en la llamada se encontraban el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu; el ministro de Defensa, Israel Katz, y el jefe militar, Eyal Zamir. Los israelíes creen que tienen una ventana de oportunidad limitada para atacar las instalaciones nucleares Fordow, la joya de la corona del programa nuclear de Irán.
Estados Unidos es el único país con bombas antibúnker lo suficientemente potentes como para alcanzar la instalación, que está excavada en la ladera de una montaña.