Los integrantes de una banda que se dedicaba a la venta de drogas en barrio Godoy de Rosario fueron imputados y enviados a prisión este viernes. La Fiscalía le atribuyó haber formado parte de una organización que se dedicaba al comercio de estupefacientes, cocaína y marihuana en el barrio Godoy de Rosario.
En audiencia imputativa los fiscales Franco Carbone y Lisandro Artacho les imputaron a Jesica G., Nahuel A., Brenda A., Andres Kalil S., Camila D., Franciso Q., Estela C., Micaela C., Melina A., Eugenio F., y Olga R. el delito de comercialización de estupefacientes. Por su parte, la jueza de Primera Instancia Eleonora Verón dispuso la prisión preventiva hasta el 9 de diciembre, aunque la fecha será prorrogable.
La organización mantenía depósitos y puntos de acopio, se encargaba del fraccionamiento y distribución de sustancias directamente a los consumidores y administraba el dinero proveniente de las ventas, el cual era percibido tanto en efectivo como mediante transferencias bancarias a las cuentas de los vendedores.
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Asimismo, los integrantes coordinaban con distintos puntos de venta y con personas que actuaban como vendedores en la vía pública y en puestos fijos pertenecientes a la organización.
Organizados para el delito
La jefa de esta organización es Jésica G, quien conformaba el escalafón más alto de esta estructura delictiva. A ella responden de manera directa Nahuel A., Brenda A., Estela C., Arturo V., y Andres Kalil S. Todos ellos desempeñan un rol jerárquico dentro de la estructura criminal. En un eslabón inferior, se ubican Melina A., Micaela C., Matías G., Eugenio F., Omar M., Olga R., Camila D., y Francisco Q.
Según la investigación, Jésica G. se encarga de la coordinación operativa del comercio de estupefacientes y recauda el dinero de las ventas, entrega directamente la droga en cantidades destinadas directamente al consumidor.
En tanto, Nahuel A., se encarga de la coordinación operativa del negocio, estando por encima de vendedores subordinados a quienes imparte instrucciones. Brenda A. y Estela C. gestionan paquetes de cocaína identificables con sus propios nombres, lo que revela un sistema de control individualizado. Llevan adelante el control de la entrega y rendición del dinero.
Andrés Kalil S. se dedicaba a la coordinación de distintas actividades logísticas vinculadas con la comercialización. Se encontraba a cargo de regentar dos puntos de venta de drogas.
Por su parte, a Melina A. se le atribuye la venta al público de estupefacientes fraccionados en pequeños paquetes. Asimismo, controla la venta realizada por vendedores que trabajan a cargo de ella. Eugenio F. se encargaba del retiro de paquetes de cocaína y marihuana ya fraccionados y su posterior venta en la calle directamente a los consumidores, asumiendo un rol de subordinado.
A Camila D., y Olga R. se les atribuye la venta al público de estupefacientes fraccionados directamente al consumidor. Reciben pago directamente por parte de Nahuel A. y asumen un rol menor dentro de la organización.
Por último, a Francisco Q. se le atribuye la venta de estupefacientes en pequeños paquetes. Recibía instrucciones asiduamente por parte de Andres Khalil S. Micaela C., cuyo rol consistía en la venta directa de estupefacientes y guardar el dinero recaudado.

