La Santa Sede marcó el punto final a la interminable fila de fieles que se congregó en las afueras de la basílica de San Pedro y buscó ingresar al templo para darle el último adiós a Francisco este viernes, cuando llevó a cabo el proceso de cierre definitivo del féretro del Papa «del fin del mundo», el primer jesuita y latinoamericano en convertirse en el líder de más de 1.400 millones de católicos.
Mientras se sucedieron los saludos al Sumo Pontífice -a quien más de 250.000 personas le rindieron su homenaje dentro del altar en el Vaticano-, las autoridades eclesiásticas realizaron la «ceremonia de clausura», mientras ajustan los detalles del entierro, que se llevará a cabo este sábado, después de una misa en su honor a las 10 (hora de Italia).
El cuerpo del Sumo Pontífice -que yacía en una casulla roja, una mitra blanca, un rosario entre sus manos, un anillo de plata y un palio con cruces bordadas de negro- fue tapado con un velo blanco para luego ser bendecido por uno de los cardenales.
El camarlengo Kevin Farrell selló el ataúd con una cruz, el escudo del Vaticano y una placa con el nombre, la duración de su vida terrena y la de ministerio Petrino.
Debido a la presencia de más de 50 jefes de Estado y monarcas, entre 130 delegaciones internacionales confirmadas, se desplegó en la capital italiana un fuerte operativo de seguridad, que buscó blindar la zona. Será la primera vez que el cuerpo de un Papa es sepultado fuera de los muros de la Santa Sede, lo que en sí mismo también implica un desafío.
En este contexto, se dio por terminada esta etapa de la ceremonia de despedida que se inició el pasado miércoles, dos días después del fallecimiento del pontífice argentino, que murió a los 88 años por un derrame cerebral que le produjo un coma y falla cardíaca a las 7.35 (2.35 de Argentina) del pasado 21 de abril.
El cortejo fúnebre -debido al traslado desde San Pedro hacia el centro de Roma- hará un trayecto de seis kilómetros por el corazón de la ciudad, antes de depositar a Jorge Bergoglio en una tumba modesta sobre el suelo y con apenas la inscripción «Franciscus» dentro de la capilla Santa María la Mayor, a la que siempre acudía en vida a rezarle a la Virgen.
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Entre las indicaciones que dejó en su testamento el líder de la Iglesia Católica desde el 13 de marzo de 2013, pidió que su descanso terrenal final sea «en tierra» y en esa parroquia a la que solía acudir antes y después de cada viaje fuera de la Santa Sede.
Incluso, esa Iglesia fue el primer lugar al que solicitó ser llevado tras recibir el alta el 23 de marzo último, después de pasar 38 días internado en el policlínico Gemelli a causa de una neumonía bilateral que deterioró mucho su estado de salud.

