El diputado Nacional y exembajador del Vaticano, Eduardo Valdés, dijo que agradecía «los elogios» hacia su persona, «pero hoy, el honrar es al Papa Francisco. Celebro que los presidentes de los bloques, de todos los bloques, hayamos tenido unidad de concepción y darnos cuenta que Francisco es el argentino más importante de la historia».
Eduardo Valdés es Diputado Nacional por Unión por la Patria, previamente fue embajador en el Vaticano en 2014, jefe de Gabinete de la Cancillería en 2003. También fundo y dirigió la Escuela Nacional de Gobierno del Instituto Nacional de Administración Pública.
El exembajador en el Vaticano, rindió homenaje al Papa Francisco con un sentido discurso en el recinto de la Cámara de Diputados. Valdés, exembajador ante la Santa Sede, repasó su legado y lo definió como “el pastor con olor a oveja que eligió estar siempre del lado de los últimos”.
“Elijo recordarlo como lo que fue: un constructor incansable de la paz. El hombre que, con su geopolítica pastoral, logró sentar en una misma mesa a enemigos históricos: Cuba y Estados Unidos, Colombia con las FARC, Rusia y Ucrania, Armenia y Turquía, Israel y Palestina. A veces lo logró, otras no, pero nunca dejó de intentarlo”, afirmó Valdés.
Entre los hitos de su pontificado, el diputado recordó su primer viaje fuera del Vaticano a la isla de Lampedusa, símbolo del drama de los refugiados. “Allí denunció que el Mediterráneo se había convertido en un cementerio. Dijo: ‘Ellos están acá porque antes nosotros estuvimos allá’. Y nos pidió no acostumbrarnos a la cultura de la indiferencia”.
Valdés también destacó su histórica intervención frente a una inminente invasión de Siria por parte de EE.UU.: “Convocó a una jornada mundial de oración y fue tan arrolladora que Barack Obama debió retroceder”, afirmó.
En su discurso durante la sesión especial que se convocó con su firma, el legislador subrayó el compromiso del Papa con los migrantes, los jóvenes, los pobres, los jubilados y todos los excluidos del sistema. “Francisco denunció la cultura del descarte y propuso la cultura del encuentro. Defendió con fuerza la tierra, el techo y el trabajo como derechos universales”, señaló.
Francisco denunció la cultura del descarte y propuso la cultura del encuentro. Defendió con fuerza la tierra, el techo y el trabajo como derechos universales
También ponderó su defensa del diálogo interreligioso y su rechazo a toda forma de violencia, discriminación o estigmatización: “Fue un verdadero líder espiritual global, que nos enseñó que o somos hermanos, o nos destruimos”, planteó Valdés. Luego, agregó: «Yo amo a ese hombre, pero lo amo desde la racionalidad y no desde la emocionalidad. Fue un pacificador geopolítico».
«El es el hombre que lo está llorando el mundo el día de hoy. Nosotros hagamos una pausa en nuestras diferencias y podamos homenajear a Jorge Mario Bergoglio, el arzobispo cardenal de Buenos Aires, que coronó siendo el sumo de los pontífices, el mayor constructor de puentes y destructor de muros. Esa es mi definición», había manifestado en la previa al homenaje.
Joseph Ratzinger
Además, el legislador había manifestado a la prensa que hoy existen tres posibilidades para elegir al sucesor de Pedro en el Vaticano, es decir, que los cardenales se vuelquen por alguien parecido a Bergoglio; otra posibilidad es que elijan a alguien más vinculado con la teología, más lejano a los problemas del mundo contemporáneo, como fue el caso de Joseph Ratzinger; o que por el contrario, se de un cambio radical conectado al clima de época, como ocurrió con Francisco en 2013″.
Yo amo a ese hombre, pero lo amo desde la racionalidad y no desde la emocionalidad. Fue un pacificador geopolítico
Para Valdés, esta claro que quienes adhirieron en su momento a Joseph Ratzinger fueron los «burócratas vaticanos, que se caracterizan por ser bastante conservadores».
En el mismo sentido aclaró que hay mas cardenales trabajando en el Vaticano que diseminados «por los territorios». Y contó que «todos los que tenían territorio se unieron tras Jorge Bergoglio, en eso que fue una sorpresa», cuando se produjo la elección de Ratzinger, que salió segundo en la votación durante dos votaciones. En la tercera, tuvo que renunciar él para que lo voten a Ratzinger.