Fue contrabandista ocasional en Cauce, el conflictuado hermano de Rodrigo de la Serna en El Lobista, una suerte de matón en la serie de Pol-Ka Buenos Chicos, un muchacho que traicionó a la mafia en Brisas Heladas, un vendedor de autos en la obra teatral Fe Ciega, y siguen los personajes… Juan Nemirovsky ha tenido tantas vidas como ocupaciones en la actualidad. Lleva adelante una sala de teatro, da clases, hace streaming, castinea para publicidades y recientemente lanzó una productora teatral que hizo su estreno en La Comedia.
«Estoy agradecido con todas las cosas que me pasaron con la actuación, me cuesta caer. Yo me sigo sintiendo un actor de teatro rosarino independiente», expresa en el podcast de Conclusión El Efecto, frente a cámara, pero despojado de cualquier personaje.
Su cara resulta conocida por exitosas series como Buenos Chicos, Felices los 6, El Lobista o filmes, entre los que se encuentran Tiempo de Pagar (ganador Mejor Actor Festival de Cuenca de Ecuador), Cauce y El Método Tangalanga, y decenas de anuncios televisivos de reconocidas marcas. «Con una publicidad me compré un auto«, cuenta.
Para hablar de su experiencia en producciones masivas, con humildad, dice: «Tuve una cuota de suerte sin duda”. Y completa: “Lo vivo con mucha naturalidad, porque hay que tener cuidado, te podés marear, si te la creés es probable que te conviertas en un imbécil».
Y le envía un guiño a todos los que sueñen con actuar: «A quienes quieran empezar con la actuación les digo que lo hagan. Y quienes tienen ganas de meterse como un hobby y tienen que sostener otra actividad les digo que no es menos actor o actriz que alguien que se dedica a tiempo completo». Aunque advierte de forma introspectiva: «El teatro es guacho, tenés funciones los fines de semana cuando la gente se junta entre amigos, el rodaje de una película son catorce horas por jornada durante meses. Te perdés cumpleaños, debilitás relaciones. A pesar de todo eso, lo sigue eligiendo».
A 300 km
Si de fantasear se trata, podríamos decir que de haberse mudado a Buenos Aires, Juan Nemirovsky hubiese sido parte de un número aún mayor de producciones a nivel nacional. Pero en realidad nadie sabe lo que hubiese pasado. «Hay veces que me pregunto si no habrá sido un acto de cobardía no haberme ido a Buenos Aires. Pero no me arrepiento de haberme quedado por los vínculos que he creado, los amigos, la gente con la que me relaciono».
«Se me dio la oportunidad de irme a Buenos Aires, pero valoro mucho la vida acá en Rosario. A veces me levanto a las siete de la mañana y agarro el auto para ir a Capital Federal, hago un casting para una publicidad y me pego la vuelta», relata. «Es un lugar donde trabajo, pero lejos de mi casa», dice con naturalidad.
Es que, si bien todavía impulso al arte local, Rosario en sí tiene una nutrida actividad cultural. «Pasa que subestimamos lo que sucede en Rosario. Somos una de las ciudades más importantes a nivel cultural en el país. Ojalá que empecemos a poner en valor eso, que no tenga que pasar que alguien tenga que hacer carrera en Buenos Aires para darnos cuenta que un actor o actriz está haciendo cosas interesantes acá».
Subestimamos lo que sucede en Rosario, somos una de las ciudades más importantes a nivel cultural en el país
En la Orilla
Distintos grupos teatrales de la ciudad se fusionaron y montaron La Orilla Infinita (Colón 2148, Rosario). Donde, además de obras de teatro, hay danza, poesía, y por qué no, próximamente algún recital. De la nada, crearon un espacio que llenó de vida un barrio olvidado por los dueños de salas locales, La Sexta. Es así como desde la sala articulan con
«Estamos orgullosos de haber llevado cultura a un lugar donde no llega tanto. Gran parte de nuestro público es la gente de la zona», comenta el artista. Y se jacta: «Es una de las pocas salas de la ciudad que funciona de jueves a domingo con precios populares con todo tipos de obras».
Porque cuando llega un espacio artístico a un lugar, ese lugar ya cambia: «Hay algo más grande que una propuesta artística, es algo social. Generamos circulación a la noche, iluminación, articulamos con negocios y el geriátrico del barrio».
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Refugio
Como reflexión acerca de la importancia del teatro, o más bien el arte en general, Nemirovsky expresó: «El arte es un mensaje de época. Si querés entender un momento lo hacés a través de sus libros, sus películas, sus obras de teatro. Necesitamos el arte para identificarnos. Tarde o temprano nos damos cuenta de que es un alimento necesario y fundamental para la vida«.
«He visto cómo el teatro les cambia la vida y la visión del mundo. El teatro es un refugio, en el teatro el prejuicio es una mala palabra, donde cómo nos vemos no significa nada. Y quien entiende eso, para mí, está cerca de una vida un poco más feliz», cerró el polifacético actor.