El Indec informó este lunes que la pobreza en los 31 aglomerados en los que la mida se redujo en el segundo semestre de 2024 al 38,1% de los hogares y al 28,6% de las personas. Comparada con el mismo período de 2023, se redujo el número de hogares pobres en 14 puntos. Pero esos datos se contradicen con la caída del empleo y la pérdida del poder adquisitivo del salario, que es heterogénea según se trata de empleo privado registrado, informal o estatal. ¿Cómo se explica entonces?
Por un lado, en Argentina la pobreza se mide de manera unidimensional. Es decir, a partir de un sólo elemento: los ingresos. Para febrero pasado, de acuerdo al Indec, una familia necesitó $1.033.716 para no ser pobre. Entonces, si una persona de un grupo familiar de cuatro integrantes tiene un empleo en el que percibe un salario de $1.050.000 no es pobre. Sin tomarse en cuenta si tiene vivienda, si accede al agua potable, si reside en un barrio popular con calle de tierra y sin servicios básicos.
Además, la Canasta Básica Total (CBT), que es la que utiliza el Indec para medir el límite de pobreza, no incluye los alquileres de modo pleno. Es decir que si el responsable económico de una familia de cuatro miembros cobra un sueldo de $1.050.000 y paga un alquiler de $350.000, para la medición del organismos estadístico, no es pobre. En el mundo de las estadísticas, claro.
El valor de los servicios
Durante 2024 los servicios básicos como luz, gas y agua potable experimentaron aumentos de tarifas por encima de la inflación. En Santa Fe, por ejemplo, la inflación del año pasado ascendió a 114,6%, pero la tarifa de Aguas Santafesinas (Assa) subió un 450%. Sin embargo, desde el Centro de Economía Política (Cepa) explicaron que existe una “subestimación de los servicios en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares y su impacto en la medición de la pobreza”.
“El peso de lo no alimentario, en particular los servicios y el transporte, en la estructura de consumo de los hogares está muy por debajo de su peso real actual”, señala un informe del Cepa. Aclaración: el Indec mide la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que es un “conjunto de bienes que satisfacen las necesidades nutricionales de un adulto”. Es decir, alimentos y bebidas. Quienes no alcanzan con su ingreso a esos gastos, están en situación de indigencia.
A esa CBA, el Indec le suma servicios, transporte y otros ítems, para conformar la Canasta Básica Total (CBT), que es la que mide la pobreza por ingresos. En esta última, el peso que los servicios tienen en los ingresos quedaron subvalorados, atento a que las tarifas subieron mucho más que los alimentos. De ese modo, en la medición oficial, la inflación bajó.
“En los últimos meses, estos rubros han tenido incrementos muy superiores a los de los alimentos, pero este cambio no se refleja adecuadamente en el coeficiente que determina la Canasta Básica Total (CBT)”, dice el informe del Cepa.
Agrega que “el efecto concreto es que, al multiplicar la Canasta Básica Alimentaria (CBA) por la inversa del coeficiente de Engel subestimado, el valor de la CBT queda artificialmente bajo porque el coeficiente esta atravesado por la no actualización adecuada del salto de los servicios”. En criollo, el valor que el pago de servicios tienen sobre el bolsillo de los salarios no está medida en forma equilibrada.
“Como consecuencia -concluye el informe-, una mayor cantidad de hogares aparece por encima de la línea de pobreza, incluso cuando sus ingresos no han tenido un crecimiento significativo en términos reales”.
Si bien los coeficientes van variando, en la última medición del Indec, los consumos promedios de los hogares argentinos destinó un 44,2% a gastos alimentarios y apenas el 55,8% a “gastos no alimentarios”. Como se dijo, sólo el concepto alquiler puede presentar el 30 ó 40% de los ingresos mensuales de un grupo familiar.
Por último, el documento del centro de estudios se pregunta: “¿Qué implica esta subestimación? Principalmente, que el peso de lo no alimentario, en particular los servicios y el transporte, en la estructura de consumo de los hogares está muy por debajo de su peso real actual. En los últimos meses, estos rubros han tenido incrementos muy superiores a los de los alimentos, pero este cambio no se refleja adecuadamente en el coeficiente que determina la Canasta Básica Total (CBT)”.