Foto portada: Horacio Paone
Desde La ChIsPa hasta Los Vengadores de la Patagonia Trágica, desde las lacerantes críticas al despiadado latifundio a la investigación de una despiadada masacre que tuvo como blanco a trabajadores. Desde y hasta la dignidad, ese fue el espinoso camino elegido por Osvaldo Bayer, nacido un 18 de febrero de 1927, y que eligiera desencarnar caprichosamente un 24 de diciembre de 2018, la fecha en que su amado Rosario Central celebra su fundación.
La Patagonia rebelde también conocida como la Patagonia trágica, es el nombre que recibió la lucha protagonizada por los trabajadores en huelga conducidos por líderes locales y militantes de la corriente anarcosindicalista en el Territorio Nacional de Santa Cruz, en la Patagonia argentina, entre 1920 y 1922. Por ello, Bayer, y luego de un minucioso trabajo de investigación, logró publicar cuatro tomos sobre este suceso entre 1972 y 1978.
Cabe destacar que en 2001 el escritor e historiador logró sintetizar los cuatro tomos en un libro retitulado La Patagonia rebelde, en la que el autor compiló y resumió lo fundamental de sus cuatro tomos en un solo volumen, con el propósito de una mayor difusión de esta obra. Aquella huelga que terminó en una cruenta masacre de peones patagónicos que luchaban contra la explotación de los patrones de esa región, que en muchos casos eran ingleses, quedaría inmortalizada.
La represión dejó un saldo de cientos de muertos (las estimaciones de la época hablan de 700 muertos), si bien se ha llegado a la conclusión que podría tratarse de más de 1.500. A este deleznable número se le suman decenas de desaparecidos, entre ellos gran cantidad de niños, miles de heridos y decenas de miles de detenidos. Cabe destacar que el gobierno nunca informó oficialmente sobre la represión, ni publicó la lista de muertos. Aún se sigue luchando para que esta masacre sea considerada como crimen de lesa humanidad.
Hipólito Irigoyen era el presidente de nuestro país en aquel momento, y la sociedad rural quién comandaba los destinos del mismo. La oligarquía terrateniente y su brazo ejecutor. Sobre esto Osvaldo Bayer dejaría un testimonio contundente basado en una imprescindible recopilación de datos, la historia no oficial brotaría desde una tierra regada con sangre obrera y perfumada con dignidad.
Otra “provocación” al statu quo sureño llevada adelante por Osvaldo Bayer, tuvo su correlato con su llegada y la de su familia a Esquel en febrero de 1958. En aquel momento fue contratado por el empresario Luis Feldman Josín para hacerse cargo de la redacción del diario Esquel, pero por diferencias de criterio en el tratamiento de las noticias, sumado a un complejo silencio sobre los políticos y terratenientes locales ligados al robo de tierras a los indígenas, los negocios turbios de la casa Lahusen, por acopio de mercaderías con la finalidad de hacer disparar sus precios y los desmanejos del flamante Consejo Deliberante de la Legislatura Provincial, Osvaldo Bayer es despedido del diario en noviembre del mismo año. Como dato no menor, el despido se da sin paga y con la desopilante acusación de doble tentativa de homicidio.
Como relata de manera notable la edición facsimilar de La ChIsPa, curada y compilada por el historiador Bruno Napoli, en una carta de lectores publicada en octubre del 2012 en el diario El Chubut, la familia de aquel empresario confirma las acusaciones que, a la sazón, y conociendo Oswaldo Bayer, suenan de elogio. “Bayer de hecho tuvo la confianza de Felman Hoshini y la misma libertad de sus colegas, pero a diferencia de ellos, y esa fue en realidad la razón de la distancia entre redactor y director, al encarar campañas que creyó justas, no mostró iguales dotes de profesionalidad y prudencia. Esas falencias lo llevaron a cometer doce errores sustanciales. Denegó la publicación del desmentido de un poblador al que sus notas habían involucrado, con lo cual conculcó su libertad de expresión. Afectó los privilegios de la joven legislatura que ese año inauguraba la etapa democrática de la nueva provincia de Chubut y desoyó su mandato de rectificación que sí publicó otro medio, La Luz, lo que significó una lesión institucional”.
La carta de rigor, mucho más extensa, critica la desobediencia de Osvaldo Bayer al asumir campañas que creyó justas y sobre todo lo acusa de afectar los privilegios de la legislatura. Esas campañas justas son las que destilará, sin medias tintas en La ChIsPa. Contra el hambre, contra el latifundio, contra la injusticia, estos fueron los tres pilares en donde se forjó el periódico que fundó Osvaldo Bayer apenas despedido del periódico Esquel. Allí se denunciaba abiertamente a los terratenientes y latifundistas del lugar y el robo de las tierras de Cushamen por parte de comerciantes y políticos, territorio donde luego de una feroz e ilegal represión de gendarmería, perdería la vida Santiago Maldonado luego de estar desaparecido 78 días en 2017.
Bayer no titubea en señalar y desnudar las criminales políticas económicas heredadas del golpe de 1955, una aventura sumamente breve pero contundentemente perturbadora para el poder económico que Bruno Napoli pudo comprimir majestuosamente en su facsimilar al cual recomendamos. Lo sucedido por orden del Ejecutivo Nacional a través de Vialidad en Río Gallegos, no es otra cosa que una nueva provocación de un gobierno cercado que busca imponer sus maniobras distractivas a una siempre receptiva opinión pública.
La Patagonia, cercada tanto por terratenientes locales como extranjeros, seguirá siendo rebelde mientras siga con vida la memoria de quienes expusieron su humanidad en pos de un sueño colectivo de igualdad. El derribamiento del monumento de Osvaldo Bayer en Río Gallegos solo catapultó la resistencia de aquellos que no se resignan a ser pisoteados por un régimen negacionista y de profunda insensibilidad social. Como sostenía el maestro de barba blanca y pluma incisiva, “La memoria es el único camino que lleva a la justicia”.