Algunos historiadores académicos y otros usadores y abusadores del “copy & paste” lo han catalogado como un fabulador y hasta lo acusaron de ser el creador del “Mito Godoy”. Sin duda que muchos de ellos han sido injustos con alguien que ha sido el primer vocero y corresponsal del Rosario en sus orígenes.
En tres entregas, largas pero fascinantes, Pedro de Tuella se convirtió en el primer cronista que puso a Rosario ante los ojos del macrocefálico país que nos tocó vivir y donde muchas veces tenemos la impresión de que es cierto aquello que afirma que “termina en la General Paz”.
Los textos publicados en 1802 en el Telégrafo Mercantil, Rural, Político e Histórico del Río de la Plata (en una tarjeta debiéramos consignar: sigue al dorso), en su Relación Histórica del Pueblo y Jurisdicción del Rosario de los Arroyos del Rosario, en el Gobierno de Santa Fe, provincia de Buenos Aires (como originalmente se tituló) tienen datos que todos y cada uno de los que habitamos esta ciudad debiéramos conocer y difundir, casi como una misión.
Somos testarudos y una y otra vez buceamos en los orígenes para aportar a nuestro Rosario Sin Secretos, especialmente para saber por qué debemos enorgullecernos y participar todos, cada quien a su manera, en este Tricentenario que no debe agotarse con el anuncio de la realización de grandes obras. ¡Bienvenidas, por supuesto!
¡Es tan fascinante como mágico sumergirse en las páginas de los libros! Y una costumbre que no debe perderse, porque aunque muchos de ellos estén digitalizados y la virtualidad sea lo que se entrona en la actualidad, no todo está en internet ni trasciende lo suficiente como para que, además de aprenderlo, lo aprehendamos.
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Tuella, sí, el de la calle donde está el querido Club Náutico Sportivo Avellaneda, había nacido en Naval, provincia de Huesca, España y mientras algunos investigadores sostienen que llegó al poblado alrededor de 1784/1785, hay quien afirma que lo hizo en 1759.
El tema es que casó con Ana Nicolasa Costey y Quinteros y escribió, en una carta a la que tuvieron acceso y alguna vez publicaron los pioneros de la investigación histórica por estos pagos, Eudoro y Gabriel Carrasco, una frase que conmueve por romántica y generosa: “Quarenta (sic) y dos años han pasado de nuestra unión, siempre enamorados hasta considerarnos lo mismo que el primer día”.
El matrimonio no tuvo hijos pero sí la buena y caritativa idea de tomar en adopción a la hija más pequeña de su amigo vasco Fermín Echevarría y su esposa rosarina, Tomasa Acevedo, luego que estos murieran en un accidente, cuando la pequeña apenas contaba con dos años de edad. Era la menor de los tres hermanos, uno de los cuales Vicente Anastasio se recibió de abogado en la Universidad de Charcas y fue muy amigo de Belgrano, siendo el único rosarino, dicen, que participó del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810.
Era amigo y hombre de confianza de Belgrano, por lo que lo acompañó a una misión político comercial al Paraguay, antes de convertirse en el armador del crucero de la fragata La Argentina que, en misión corsaria, partió en 1817 al mando del Capitán Hipólito Bouchard.
Una bella placa de bronce, en el patio frente a la Secretaría de la Catedral Metropolitana, recuerda bellamente esta actividad.
Volviendo a Pedro Tuella, que supo tener una pulpería y un gran Almacén de Ramos Generales en la zona que va, desde la margen este de donde hoy se levanta el Liceo Nacional Avellaneda hasta llegar a Juan Manuel de Rosas (que alguna vez fue 25 de Diciembre, por haberse producido ese día de 1851 el pronunciamiento de Urquiza contra Rosas, y que originalmente tenía el hermoso nombre de Mensagerías, así, con g), fue un súbdito español muy respetado en la aldea por su honestidad y permanente apoyo al desarrollo de la capilla del Pago de los Arroyos.
Hay un cartel, colocado al frente de dicho Liceo, que dice: “Aquí vivió Belgrano”, en alusión al tiempo que permaneció en casa de los Tuella y Echevarría (en 1812 ya María Catalina estaba casada con Manuel Vidal hacía dos años) pero esto es erróneo, porque anteriormente ese lugar estuvo ocupado por el Gran Hotel de Francia e Inglaterra que tenía un piso más de como conocemos el edificio ahora, y la casa estaba en el solar en el que hoy se levantan magníficos edificios. Pasa que era más pintoresco colocarla frente a un establecimiento educativo con un edificio de mucha más historia que las modernas torres que llegaron luego con el “progreso”.
Muy católico y piadoso, Tuella en una oportunidad escribió y publicó una convincente poesía para recaudar fondos con el objetivo de construirle, y lo consiguió, una iglesia más acorde a la noble jerarquía de Nuestra Señora del Santísimo Rosario.
Gran propulsor del desarrollo del puerto siempre fue un entusiasta propulsor del progreso de la región, exponiendo ideas como las de utilizar las aguas del río Carcarañá para riego, construir un dique en Cruz Alta, límite entre Santa Fe y Córdoba, y otro en de la barranca para que la caída de las aguas pudiese mover molinos u otras maquinarias.
Este hombre, visionario y altruista fue quien proveyó la tela para que su hija adoptiva cosiera, junto a hijas de familias amigas y con la ayuda de las mujeres que las asistían, la Bandera que nos identifica en el mundo y de la cual somos su honrosa Cuna.
Quien hizo el primer censo en el escasísimo poblado de todo el Pago de los Arroyos, 5.879 entre hembras (sic) y varones, el aragonés don Pedro Tuella, murió un día como hoy, en 1814, y fue enterrado en las paredes de la misma iglesia catedral que ayudó con su fe, su impulso y su pasión, a construir y legar a las generaciones futuras.