Marco Antonio Bahamonde es un nombre que quizá muchos no recuerden: fue jugador de Boca Juniors a principios de este siglo, en un Xeneize plagado de estrellas en sus planteles y acostumbrado a acumular títulos. Nacido en Chile, se animó a cruzar la Cordillera de Los Andes para cumplir el sueño de tantos futbolistas de vestir la azul y oro. Y aunque su paso no fue tan ruidoso, igual tiene su historia para contar…
Saltando la Cordillera
Marco Bahamonde nació en Río Negro, en la provincia chilena de Osorno, el 14 de junio de 1980. Comenzó su carrera deportiva justamente en Provincial Osorno, club de su zona, prestigioso por el fuerte desarrollo de las Divisiones Inferiores, y llegó a debutar en la Primera a comienzos de 1998. Fue ahí donde llamó la atención de Boca.
Al Xeneize no le faltaban jugadores: venía de ser bicampeón del torneo argentino y, en el año 2000, se preparaba para conquistar América de la mano de Carlos Bianchi, Juan Román Riquelme y Martín Palermo, entre otros.

Es por eso que la dirigencia, con Mauricio Macri a la cabeza y Jorge Griffa a cargo del área formativa, se dedicaba a buscar jóvenes promesas que pudieran dar más rédito en el futuro. Así fue como el Xeneize, en 1999, se hizo de los servicios de Marco Bahamonde para colocarlo en la Reserva del equipo en primera instancia.
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Mediocampista, hizo su debut el 26 de enero del 2000 en un amistoso de verano ante Racing: ingresó por Gustavo Barros Schelotto en un 1-1 en Mar del Plata. Tuvo unos minutos más en otro partido no oficial, un 2-1 a Vélez por el mismo torneo. Luego llegaría su momento de gloria en Boca. Fue titular en un clásico frente a River, en los otrora tan importantes superclásicos de Mar del Plata.
El Superclásico ante River y el adiós de Ramón Díaz
Aquel 9 de febrero de 2000, Bianchi mandó a los chicos a la cancha. Alineó un once inicial con Roberto Abbondanzieri al arco y 10 jugadores de campo juveniles. Hasta los suplentes fueron chicos de Inferiores… Enfrente estaba el River de Ramón Ángel Diaz con la mayoría de sus figuras: Tito Bonano, Hernán Díaz, los colombianos Juan Pablo Angel y Mario Yepes, Roberto Trotta…
Con lógica, el Millonario se adelantó en el marcador, luego de que Ángel aprovechara una deficiente salida del Pato Abbondanzieri, pero los pibes de Boca reaccionaron y sorprendieron: fue 2-1 final, con goles de Aníbal Moreno de penal y de Sebastián Battaglia de cabeza, dos chicos que luego serían muy importantes en los trofeos continentales del club.
El golpe fue tal que Ramón Díaz decidió renunciar a la dirección técnica de River: alegó que los dirigentes no cooperaban con su proyecto, para dejar un lugar que luego seria ocupado por Américo Rubén Gallego. Para Boca, todo fue alegría, una manera increíble de arrancar un año que acabaría por ser imborrable. Y Bahamonde fue protagonista…
El devenir de Marco Bahamonde
El resto del camino de Bahamonde en Boca no fue tan feliz: en un equipo poblado de figuras, varias de origen extranjero, no pudo ser parte de la plantilla al ocupar cupo. Fue así que pronto su destino estuvo en otro lado. Pasó a El Porvenir, que en aquel entonces tenía un acuerdo con el Xeneize para foguear a sus juveniles.

Finalmente, tras tampoco poder asentarse en Gerli, decidió volver a casa. firmó nuevamente con Provincial Osorno, donde hizo gran parte de su carrera hasta 2004. Luego, tras algunas lesiones persistentes de tobillo que lo complicaron, deambuló por algunos clubes menores de Chile. Al cabo, decidió largar el fútbol y buscar otros horizontes en 2007.
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Tras siete años de carrera profesional, se dedicó a otros trabajos: fue vendedor en Falabella, fletero con un camión que se compró con sus ahorros de futbolista y hasta fumigador. “Hay veces que me acuerdo de mi paso por Boca y no lo puedo creer”, dijo ya retirado Marco Bahamonde. Quizá muchos las hayan olvidado, pero él tiene unas cuantas cosas para contarles a sus nietos.