El año pasado ya tuvo la posibilidad de exponer en París. Pero ahora Camilo Jankovits (32) va por un desafío mayor: el pintor de Monte Grande competirá en el Festival Internacional de Arte en Qatar, hacia donde viajará en noviembre próximo para intentar “traer la Copa para Argentina”.
Luego de lucir su trabajo en el Carrusel del Louvre en París, ahora le llegó la oportunidad de estar, como él lo definió, “en la escena de lo que será el futuro de las exposiciones en Medio Oriente”.
Las obras con las que se medirá fueron seleccionadas por la galería “Artes Reales”, que se encuentra en San Telmo y que es la misma con la que viajó a París el año pasado, según le dijo a El Diario Sur.
Esta vez sus pinturas elegidas estarán expuestas en el festival llamado QIAF (Qatar Internacional Art Festival), que tendrá lugar del 25 al 30 de noviembre. “Llevaré obra grande, mediana y chica, para todo el público. En total serán alrededor de siete obras de distinta medidas”, detalló.
Su orgullo por el viaje a Qatar
Feliz por la posibilidad que se le presenta, Camilo remarcó que “esta es una oportunidad sumamente única de poder representar a mi país de nuevo en el exterior. Y voy a tratar de llevar obras que refieran un poco a la cultura catarí. Tendré en cuenta que ellos le dan mucha importancia a los animales, que los consideran sagrados. El Halcón, por ejemplo”.
También contó que “desde la organización van a premiar con un trofeo al mejor artista, a la mejor disciplina, y a la mejor obra de arte. Veremos cómo me va, pero estoy expectante para ver si logro traer la Copa para Argentina”.
Más allá de sus ganas de poder coronarse, asegura que viajará “con los pies sobre la tierra, entendiendo que sobre todo esto es una chance más de llevar mi arte a todos lados”. Y expresó su agradecimiento “a toda la gente que me apoya y me ayuda para poder cumplir el sueño de vivir de lo que amo y llevar nuestra bandera en lo más alto”.
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El vecino de Monte Grande explicó que el arte estuvo presente en su casa desde muy chico: “Por un lado, en mi casa se escuchaba mucha música, muy variada. Y también se colgaban reproducciones de obras de Dalí, Diego Rivera y Frida Kahlo”.
Más adelante, en 2006, Camilo decidió comenzar un taller de modelado en arcilla, el que debió dejar tras un accidente que le produjo una ruptura de ligamentos. Y eso fue lo que finalmente lo llevó a encontrar su rumbo.
Cómo se inspira el pintor de Monte Grande
“En ese momento mi profesor me insistió en que dibuje sin parar. Y eso hice: comencé mientras estaba en cama, en medio de la recuperación quirúrgica”, recordó. Y una vez ya restablecido por completo tomó la decisión de dedicarse de lleno.
“Hoy en día me autodenomino pintor”, aseguró. Y especificó que trabaja con acrílico en telas en distintos tamaños. Respecto a qué define su trabajo artístico, planteó que se trata de una búsqueda constante, por lo cual es difícil definirlo.
Pero si hay algo que sobresale en sus obras es la presencia de rosas como símbolo de amor y de profundidad. Incluso su trabajo más conocido lleva el nombre de “El gitano de la rosa”.
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Al respecto, explicó que “hace 20 años, en una tarde de otoño en Temperley, fui a merendar con mi vieja y en el camino nos cruzamos a un gitano que tenía un vino de cartón en una mano y en la otra una rosa bien roja. Y me dijo ‘niño, un día encontrarás un amor más profundo que el mar’, y siguió su camino”.
Desde entonces, afirmó, “recuerdo su frase todos los días de mi vida. Y quizás hay sensaciones que no puedo escribirlas, porque tampoco hay palabras inventadas. Ahí es que surge la necesidad de poder pintar”.
Por último, confesó que “cuando empiezo a pintar no voy con una idea fija. Yo pongo colores, pongo un montón de energía en el bastidor. Y con el tiempo empiezo a darme cuenta de que empiezan a aparecer figuras”.