Lo único rescatable en Central fue la intención de atacar con cierta peligrosidad en el final, pero en el resto del partido hizo muy poco, casi nada, a tal punto que en 60 minutos solamente había llegado una vez al arco del Rojo. El ciclo de Lequi no muestra grandes cambios con respecto al de Russo, no convence en el rendimiento porque todavía no queda claro el plan de juego que pretende.
Si bien es cierto que se apostó por un equipo alternativo, que claramente ofreció poco, los cambios le permitieron al Canalla tener un poco más la pelota pero poder ofensivo. Como en tantos otros juegos, el dueño de casa se queda con los tres puntos haciendo poco y el Canalla reaccionando tarde para al menos no perder, algo que pocas veces puede evitar.
Nada para destacar del primer tiempo, el equipo esperó demasiado, intentó generar alguna contra, pero nunca encontró a Giaccone por la derecha, a O’Connor por el medio y encima se lesionó Módica.
Los cambios del complemento le abrieron otro panorama al auriazul, con Campaz y Solari, más Lovera unos minutos más tarde, Central al menos tuvo tenencia pero careció de profundidad y cada avance del rosarino terminaba en la nada.
El elenco de Arroyito sigue con altibajos en la Liga Profesional, no es casualidad su posición en mitad de tabla, alterna buenos y malos resultados, pero lo peor de la temporada es la falta de regularidad, no sostiene un buen rendimiento y se limita a jugadas salvadoras, con las que en algunos partidos logra la victoria y en otros, al no acertar se acerca a la derrota.
El equipo de Lequi tendrá que apuntar todas sus energías al partido con Fortaleza, en la revancha de los octavos de final de la Sudamericana, tendrá que parecerse al de Mineiro o Inter, en tierras brasileñas, no tendrá margen para exhibir algo diferente, ir a lo seguro para saber si pasa o no de fase.
Central no convence con su juego, se fue Russo pero en muchos aspectos este equipo sigue teniendo cosas parecidas del ciclo anterior, y queda la sensación que se necesitan variantes, que el equipo pueda exhibir poco a poco, los pequeños cambios en la forma de jugar, con el sello de Matías Lequi.

