«Apenado, muy triste, no es la primera vez que nos pasa. Es el quinto asalto en el último año. Cada vez tenemos menos recursos para protegernos y por eso tenemos que cerrar la parroquia mucho más tiempo, porque sino nos roban», dijo el padre Luis, que encabeza la comunidad de la iglesia Nuestra Señora de Luján, en Villa Adelina, San Isidro.
El episodio ocurrió el sábado en el templo de la calle Independencia al 1800, donde a tristeza era total, sobre todo porque se llevaron la cruz del altar.
Así fue el robo a la iglesia de Villa Adelina
En el momento del robo un centenar de padres y chicos estaba a metros del lugar en plena clases de catequesis. En ese contexto, un hombre se escabulló entre la gente e ingresa al salón principal. Allí, minusiosamente, y dando la impresión de conocer dónde estaban guardadoa cada objeto que se robó, el delincuente se dirigió a cada lugar para sustraer las cosas y meterlas en una mochila que llevaba.
Este lunes en el barrio y la parroquia la angustia continuaba. Y las declaraciones del padre Luis marcaban el ánimo. «Es la primera vez que podemos tomar imágenes con las cámaras de video, al menos eso. Todos los elementos de la misa estaban accesibles, estaba todo preparado para la misa», contó el párroco.
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El cura contó ahora se llevaron objetos de devoción y los micrófonos del lugar. Y recordó que en las anteriores ocasiones se robaron una silla, una mesa y hasta un banco del coro «Uno se llevó las mesa al hombro, fue insólito. En los asaltos anteriores no teníamos imágenes porque no teníamos cámaras. A raíz de esos robos fue que las instalamos. En este último robo pareciera que la persona que entró nos tiene más estudiados, lo que a su vez también nos preocupa», dijo el padre Luis.
«Es una pena tener una pena tener una iglesia cerrada por más tiempo pero no tenemos opción. Tenemos que estar más en alerta… No somos los únicos a los que nos ha pasado esto. Otras iglesias empezaron a cerrar y abren solo en los horarios de las misas, o achicaron los lugares de acceso por este mismo problema», dijo Luis, quien no pudo precisar el valor económico de los objetos robados por considerar que eso es «lo de menos».
La gran tristeza pasa por el valor «espiritual» de lo que se llevaron de la iglesia de la localidad del partido de San Isidro: «La cruz estaba hace mucho años, es la historia de la familia. Los candelabros y otras cosas son objetos de devoción, a los que la comunidad les tiene mucho cariño. Ese es nuestro dolor más grande».
Tras hacer la denuncia policial, Luis contó que dieron a conocer el hecho a través de sus redes sociales con dos objetivos: «Sería lo más lindo que la persona que nos perjudicó tenga un arrepentimiento y devuelva los objetos. Eso repararía el hecho. Pero además difundimos el asalto para que la gente sepa por qué tenemos que cerrar la parroquia. Hay un montón de gente del barrio que pasa todos los días y entra a rezar. A ellos no les podemos explicar por qué vamos a cerrar».
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«Es una inmoralidad que pase esto, es la iglesia del barrio, nosotros vamos ahí a rezar, es nuestro espacio de encuentro con Dios. El que robo no tiene vergüenza. Ojalá recapacite y devuelva las cosas», dijo Nicolás Salcedo, vecino del barrio. Desde la comunidad informaron que aún no hay pistas del asaltante.