La imagen del brutal crimen es tremenda: una reunión de cinco personas dentro de una peluquería Verdini en Recoleta tiene un quiebre brutal cuando un hombre saca un arma de entre sus ropas, la empieza a blandir mientras habla con gesticulaciones y le pega un tiro en la cabeza a uno de sus compañeros, que queda moribundo en una silla. La víctima era Germán Gabriel Medina, de 33 años. El homicida, Abel Guzmán, de 41. Ambos eran coloristas en la cadena comercial.
El terrible hecho sucedió ayer miércoles después de las 20, en el local que la cadena de peluquerías de Facundo Verdini tiene en Beruti al 3000, en el barrio porteño de la Recoleta. Todo quedó registrado por una cámara de seguridad del comercio. En lo que parecía un encuentro amable después del horario de trabajo, se desencadenó la tragedia.
“Habían terminado el día de trabajo y eran las únicas cinco personas que estaban. Se juntaron para distenderse y después cerrar el local”, dijo Cristian Benítez, el abogado de Facundo Verdini. En tal sentido, el letrado sostuvo que “por lo que se ve en las imágenes”, entiende “que había algún tipo de encono entre ellos y utilizó ese momento para descargar la ira. Otra explicación no le encontramos”, sentenció.
Germán Gabriel Medina fue trasladado de urgencia al Hospital Fernández, donde murió en medio de los trabajos de reanimación que le realizaban los médicos de la guardia. Mientras tanto, Abel Guzmán permanece prófugo: se escapó por una ventana del comercio, después de haber obligado a sus compañeros a que se la abrieran.
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Abel Guzmán (42) vive en la calle Agrelo al 1500 de Merlo. Por estas horas está siendo buscado intensamente: el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 48, a cargo del juez Javier Sánchez Sarmiento, ya emitió la correspondiente orden de captura nacional e internacional.
El crimen Germán Gabriel Medina y una «mirada diferente»
Verdini, el dueño de la peluquería, contó que la de ayer había sido una jornada «normal” de trabajo». Sin embargo, horas antes del desenlace trágico notó algo raro: «Guzmán estaba sentado como aislado. Tenía una mirada bastante diferente», recordó en diálogo con el programa Arriba argentinos.
«No sabía que estaba armado ni imaginé que sabía manejar un arma. Cuando la sacó no me la puedo sacar de la cabeza. Ahora mismo estoy como temblando todavía«, contó Verdini tras prestar declaración en la comisaría, donde además afirmó que entre la víctima y su homicida «a veces discutían» y sostener que hasta donde sabían todos «no se debían dinero».
«No sé si tenía pensado dispararnos a todos; igual, solo tiró una vez», agregó acerca del accionar de Guzmán, a quien definió como «muy amable» en el trato con las clientas del local. Sin embargo aclaró: «Cuando hablaba con nosotros lo hacía de manera diferente. La Policía me dijo que de la forma en que se paró parecía un profesional. Yo no sé del tema, es la primera vez en mi vida que veo un arma», dijo Verdini.
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Marina, la hermana de Medina, le dino a TN: «Germán tenía carismo, era distinto a todos. Eso pudo haber tenido que ver. Se puso celoso y lo mató«.
«Te juro que te vamos a encontrar así sea lo último que haga. Pedazo de mierda dejaste a una mamá esperando por su hijo, a una hermana sin su amigo de toda la vida. A su pareja esperándolo en casa como todos los días. Tenés que pagar por todo el dolor que le estás causando a esta familia”, posteó la familia de Medina en su cuenta de Facebook.