En un giro que ha generado fuertes reacciones en la comunidad internacional, Estados Unidos y el Reino Unido llevaron a cabo bombardeos contra los rebeldes hutíes en Yemen, desatando críticas y condenas por parte de varios países árabes. Los ataques, justificados como medidas defensivas, han exacerbado las tensiones en una región ya marcada por conflictos persistentes.
El Ministerio de Exteriores de Omán expresó su «gran preocupación» por la acción militar llevada a cabo en la «hermana República de Yemen». En un comunicado publicado en su cuenta de la red social X, el gobierno omaní condenó el recurso a la fuerza por parte de países amigos y recordó la importancia de buscar una solución pacífica en medio de la ofensiva contra Gaza. Omán hizo un llamado a detener la escalada de violencia y a centrarse en abordar las causas subyacentes de la crisis.
Irán, por su parte, calificó los bombardeos como una «acción arbitraria» y una «violación» del derecho internacional. Rusia también los catalogó como «ilegítimos», mientras que la OTAN defendió la medida, argumentándola como una acción defensiva. Kuwait instó a reducir la escalada de violencia y prevenir cualquier amenaza a la libertad de navegación en el mar Rojo, vital para la mayoría de los países del mundo.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, fue contundente al calificar el ataque como «desproporcionado» y expresó su preocupación por la posibilidad de que el mar Rojo se convierta en un «mar de sangre». Jordania y Iraq también mostraron su inquietud, advirtiendo sobre el riesgo de un aumento de la violencia en toda la región.
La guerra en la Franja de Gaza y la respuesta de los rebeldes hutíes en Yemen han afectado significativamente el tráfico marítimo en el mar Rojo. Los ataques contra buques comerciales forzaron a muchas embarcaciones a evitar la zona, encareciendo y retrasando el transporte entre Europa y Asia. En diciembre, Estados Unidos lideró la formación de una coalición internacional para proteger esta ruta, involucrando a países como Francia, Reino Unido, Bahréin, Canadá, Italia, Países Bajos, Noruega y las islas Seychelles.
Hussein Al Ezzi, viceministro de Relaciones Exteriores hutí, advirtió sobre las consecuencias de la agresión, declarando que «Estados Unidos y Reino Unido deben estar preparados para pagar un alto precio». Los hutíes controlan extensas partes de Yemen, incluyendo su capital, Sanaá, y luchan contra el Gobierno liderado por Abdo Rabu Mansur Hadi en una guerra civil considerada como un enfrentamiento encubierto entre Arabia Saudita e Irán.
En medio de la creciente tensión, la comunidad internacional observa con preocupación, buscando soluciones que conduzcan a la paz y estabilidad en una región ya afectada por conflictos prolongados.