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La designación para presidir mesa de Resistencia en tres elecciones nacionales generó en una periodista de NORTE la necesidad de compartir la experiencia.
Los tres domingos, de al menos diez horas de convivencia, cada uno dejó un balance de aprendizaje.
Una docente, un exmilitar
De las personas que estuvieron a cargo de fiscalizar por los espacios partidarios es considerable la diversidad de edades, géneros y ocupaciones.
Compartiendo mesa con una ama de casa, una trabajadora judicial, una maestra de educación especial o un militar retirado fueron abriendo espontáneamente conversaciones en algún momento de descanso.
Gestos personales
Que alguien ofrezca unos mates el 13 agosto o un vaso de agua con hielo el 22 de octubre son otros dos ejemplos de los momentos de aguante colectivo en una mañana fría o en un día de calor extremo.
La relación con los hijos, con hermanos, la pareja y hasta con los animalitos de compañía son algunos de los comentarios que ocuparon esos largos minutos de espera.
xFin del operativo de regreso de urnas, este lunes 20 a las 6.
Un sistema sólido
En relación con las obligaciones de la jornada, hay acuerdos que no se ven y son necesarios para garantizar la convivencia. Desde muy temprano se fijan y respetan reglas. En el comienzo de las obligaciones, a las siete, cuando se colocan carteles y se redacta el acta de apertura y hasta después de las 18, cuando se definen los roles y controles en el conteo prácticamente no hay disputas.
La mayor ganancia personal en una escuela del oeste de la capital provincial fue haber conocido otras formas de mirar el país, la provincia y el barrio. Un ejercicio de ciudadanía para dimensionar por qué el sistema electoral argentino es una de las instituciones democráticas más confiables.
Con el electorado
Una situación muy distinta se vive desde la mesa de votación en la relación con el electorado. Empezando con la confusión que generó en votantes el cambio en la numeración de mesas y en algunos casos de escuelas según la instancia municipal, provincial o nacional. Después de las municipales del 5 de noviembre hubo más de una persona que había guardado una información de ese día y el domingo 19 de noviembre el orden de mesas era otro.
Entre las tensiones menores hubo personas molestas con el pedido de dejar mochilas fuera del cuarto oscuro o evitar ingresar con niños. Y una mujer cuestionó el uso de boletas de un espacio partidario que en efecto estaban oficializadas pero levantó la voz alertando a las demás personas que esperaban para votar. Dos minutos antes habían ingresado no solo la fiscal de ese espacio en la mesa, sino la persona encargada de coordinar en la escuela. El reclamo más encendido se dio en una mesa cercana: una mujer se quejó porque entregaron su troquel por error a otra persona.
Uno de los gestos más amables provino de un joven que un día de mucho calor regaló una botella de agua (para reponer a las dos que reciben las autoridades de mesa). También una niña llevó simpatía repartiendo golosinas en mesas donde había fiscales conocidas de su mamá.
Con alegría
El voto joven (de adolescentes de 16 y 17 años) tuvo otros momentos celebratorios con algún familiar tomando fotos o autoridades de mesa pidiendo aplausos. Varios de esos chicos y chicas acudieron con la mamá o el papá, para elegir un cargo electivo por primera vez.
Uno de los casos más atípicos fue el de una mujer que llegó a la provincia desde los Estados Unidos y aprovechó para votar. En su paso por la escuela y ya junto a la urna pidió a una fiscal que le tomara una fotografía para compartirla en sus redes.
El despiste de los votantes es frecuente con el olvido de objetos personales junto a la mesa de autoridades. Una situación diferente fue el caso de un hombre que al presentarse exhibió su carné de conductor en lugar del formato tarjeta del documento nacional de identidad. Así que tuvo que regresar hasta su casa para buscar la identificación válida para sufragar.