La Justicia finalmente estableció una condena en la tragedia que terminó con la vida de Lucía Costa Osores en un bar de San Miguel. Carlos Eduardo Oliverio, el propietario de Zar Burgers&Beer, fue condenado a seis años de prisión. Mientras que Marina de los Ángeles Ramírez, la encargada del comercio, fue absuelta.
Ambos habían llegado imputados por los delitos de “homicidio culposo y lesiones culposas” al debate oral que se realizó desde el 8 de septiembre en el Juzgado en lo Correccional Nº 3 del Departamento Judicial de San Martín.
Lucía Costa Osores murió el 9 de octubre de 2020 luego de sufrir graves quemaduras tras la explosión de un brasero que se encontraba como centro de mesa donde ella estaba sentada junto a un grupo de amigos. La explosión ocurrió cuando una moza, Priscila Lucca, vertió combustible sobre el brasero, lo que provocó la llama mortal.
Oliveiro además, sufrirá 10 años de inhabilitación especial para ejercer actos de comercio, por sí o por interpósita persona. También fue condenado por violaciones a las regulaciones del decreto de la pandemia. Así, por pedido de la querella de la familia Costa Osores y la fiscalía acusadora, se ordenó su inmediata detención.
La lectura del veredicto fue transmitida por el canal de YouTube de la Suprema Corte bonaerense. Y al caso le queda otra pata clave por definir. Se trata de la situación Lucca, la camarera, que será juzgada el año que viene.
La joven de 21 años manifestó que no se encontraba en condiciones psiquiátricas de someterse al juicio. Aunque se ordenaron pericias, los resultados demorarán hasta diciembre. En ese contexto, y para evitar suspender el proceso legal, la Justicia decidió que se realizará un segundo juicio con Lucca como única imputada.
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«Fue terrible escucharlo. Me quebré varias veces», le dijo a Infobae la madre de Lucía, Lorena Paola Osores. Acerca de sus expectativas para este viernes, la mujer sostuvo que esperaba una «condena ejemplar» por parte de la jueza Carolina Rubar. “Esto no puede volver a suceder nunca más: no puede haber otra Lucía”, agregó la mujer, quien siempre le apuntó directamente a Oliverio. «Tiene protección política desde el Municipio», repetía ante de la condena.
San Miguel: cómo fue la explosión en el bar
La noche del viernes 9 de octubre del 2020 Lucía Costa Osores salió con sus amigos a la cervecería Zar Burgers & Beer, en Paunero al 1100, San Miguel. En aquel momento, tras meses de cuarentena estricta, comenzaban a habilitarse las primeras salidas en restaurantes y bares, aunque debían ser al aire libre o en espacios abiertos.
Lucía y su grupo de amigos se encontraban sentados en una mesa en el exterior del bar cuando sucedió la tragedia: a los pocos minutos de haber llegado, Lucca se acercó a la mesa con un bidón de alcohol y comenzó a recargar el calentador, una especie de centro de mesa que tenía fuego y se utilizaba para calefaccionar el ambiente.
En ese instante se produce una brutal explosión que afectó directamente a Lucía, sus seis amigos y la camarera. La joven, con quemaduras en el 40% del cuerpo y compromiso de las vías respiratorias, fue llevada de urgencia al hospital, donde finalmente murió un día después, el sábado 10 de octubre tras dos paros cardíacos.
Hoy, Priscila Lucca está de vuelta en San Miguel y fue varias veces a los tribunales donde se desarrolló el juicio. Siempre llegó con su madre. Tiene rastas y su abogado defensor afirma que tras lo sucedido se encuentra con «problemas psiquiátricos».
En una de las audiencias, se quebró emocionalmente, rompió en llanto y tuvo que abandonar la sala. Cuando ocurrió la tragedia, Lucca tenía 18 años y estaba desarrollando su primera experiencia labora. A lo largo del proceso, ella se defendió a través de su abogado, Pablo Esperanza: «Hizo lo que le pidieron que hiciera», afirmó el letrado en relación a la joven que trabajaba «en negro» en el bar.
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La chica tuvo que «escapar» de San Miguel acuciada por la realidad. «Debió mudarse a Entre Ríos. En San Miguel todos se conocen y ella no quería cruzarse más con quienes la acusan por la muerte de Lucía. Es muy complicado vivir así. Se trató de un accidente. Ella hizo lo que le pidieron que hiciera», dijo meses atrás Esperanza, insistiendo en el concepto de que todo fue un hecho fortuito.
Lucca había perdido a su papá en las primeras semanas de la pandemia y vivía con su mamá y su hermano en una vivienda pequeña en San Miguel. Eso la motivó a salir a buscar trabajo. Lo consiguió en «Zar Burgers & Beers», como mesera. Era su primer empleo y llevaba un mes haciéndolo hasta el fatídico día de la tragedia.